Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia
Temprano cuentan los abuelos, ciclo para rescatar la narración oral
• Adultos mayores de 60 años comparten historias y anécdotas cada 15 días: Armando Trejo, director del FINO
Los adultos mayores comparten sus historias, anécdotas y vivencias como parte del ciclo Temprano cuentan los abuelos, organizado por la Coordinación Nacional de Literatura del INBA y el Foro Internacional de Narración Oral (FINO), el cual se llevó a cabo la mañana de este martes 9 de junio en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia.
En esta ocasión la cuentacuentos Martha Vicarte fue la encargada de narrar a los asistentes cinco relatos de diferentes regiones del mundo que revelaron el carácter de la mujer.
Las historias incluyeron desde una joven africana que lucha contra un monstruo marino, una mujer desconfiada de su marido, hasta una adaptación de un cuento de Gabriel García Márquez en el cual la vida tranquila y serena de un pueblo se ve transformada por un mal presentimiento.
El coordinador del ciclo y director general de FINO, Armando Trejo, explicó que cada 15 días, un grupo de adultos mayores se reúne los martes para hacer una presentación de cuentos y participar en un taller con el fin de promover la narración oral y la literatura en las voces de los abuelos.
“Cumplimos tres años con este ciclo y el grupo se ha ido conformando con participantes de diversas procedencias y profesiones con la única condición de que sean adultos a partir de 60 años. Además, ellos han encontrado un espacio de formación artística, porque se instruyen como narradores orales profesionales”.
Aseguró que este espacio ha permitido que se recupere la confianza de hablar, escuchar y contar historias de otros autores en una época en que se dedica poco tiempo a estas actividades, a diferencia de otras generaciones que participaban en tertulias y sobremesas, donde la palabra tenía un peso importante.
“Es un foro en el que también se acercan jóvenes y adultos. Ha tenido mucha acogida porque las personas son estimuladas para recuperar la memoria colectiva, su memoria familiar y social, y tener un lugar para expresarlo y compartirlo”, aseguró el narrador oral.
Armando Trejo destacó que la mayoría de la gente tiene los recursos y las herramientas para ser cuentacuentos, pues sólo se necesita la palabra, la voz y el gesto, sin necesidad de teatralizar o memorizar.
“Sólo hay que tener una formación y base sólida de ciertas técnicas para mantener un discurso que se reinventa y se improvisa a partir de un texto sin que esté memorizado. No es un monólogo, no hay que declamar, aunque sí hay que ensayar para practicar y presentarlo en público”.
Para acudir al taller es importante tener gusto por la lectura y la escritura para plasmar sus propias historias o hacer su propia versión, a partir de textos de sus autores predilectos.
“La principal virtud del taller consiste no sólo en para pasar el tiempo, sino que tiene una intención y un interés formativo. Los participantes hacen un trabajo práctico para pulir sus cuentos que luego se presentan en este espacio o en otros, como ferias de libro o festivales de narración oral”.
La próxima sesión