img
Musica 2018-05-14 19:34

Philip Glass ofreció un concierto de magia en el Palacio de Bellas Artes

Philip Glass ofreció un concierto de magia en el Palacio de Bellas Artes



· El compositor estadounidense celebró en México su 80 aniversario de vida



· Acompañado del Cuarteto Latinoamericano, Olivia Gorra, James Demster, Diego Luna, Leonardo Heiblum y Jacobo Lieberman



El pianista y compositor estadounidense Philip Glass, en su segunda presentación en la Ciudad de México a propósito de la celebración de su 80 aniversario, convocó a “todos los espíritus de la fantasía” y ofreció inusitado concierto que llevó al paroxismo al público que abarrotó el Palacio de Bellas Artes.



Sábado por la noche, Ciudad de México. Afuera del recinto del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), cientos de personas se congregaban frente a una pantalla gigante para ser testigos, también, de uno de los conciertos más memorables de los últimos tiempos. En los pasillos, cientos de personas con la emoción en la cara.



Como parte de las celebraciones que México ofrece a Philip Glass por su 80 aniversario, el pianista y compositor ofreció el concierto titulado Philip Glass. De estreno a los 80, el que estuvo acompañado por reconocidos artistas mexicanos y en que hizo gala de otra vertiente de su fecunda inspiración: la música de concierto, con géneros tradicionales como la música para piano, dueto, trío, cuarteto, música de cámara y ópera, principalmente).



Con la presencia de autoridades de la Secretaría de Cultura federal y de la Secretaría de Cultura capitalina, la sesión inició con la presencia de Philip Glass en el escenario, solo, para interpretar tres partes de su serie Metamorfosis (1988) para piano, inspirada en la obra del escritor Franz Kafka, y utilizada en numerosas ocasiones para teatro y cine, además de su Estudio núm. 2.



Este fue solamente el preámbulo a un concierto que poco a poco fue creando un ambiente de incredulidad ante la maravilla de la excelencia creativa del artista homenajeado, quien en cada una de sus obras imprime un sello constante y característico.



Luego llegó al escenario uno de los ensambles de cuerdas más famosos del mundo: el Cuarteto Latinoamericano de los hermanos Bitrán y Javier Montiel, que ofreció al público ante la mirada de Philip el Cuarteto para cuerdas núm. 5 (movimientos del 1 al 5), del propio artista homenajeado, quien lo escribió en 1991 para el Cuarteto Kronos, buscando profundizar en la musicalidad de este género.



Tras la calma y la quietud del piano y las cuerdas, vino una explosión de sentimientos y emociones tanto de un lado como del otro del recinto. Al escenario subieron la soprano Olivia Gorra, el pianista James Demster y continuó el Cuarteto Latinoamericano.



Juntos ofrecieron las Canciones de los días líquidos (Songs from Liquid Days), un ciclo vocal que Philip Glass compuso en 1985 a partir de textos escritos por diversas personalidades de la música: Changing Opinion, con letra de Paul Simon; Freezing, de Suzanne Vega, y Liquid Days y Open The Kingdom, ambas con textos de David Byrne.



Aquí, la sublime y a la vez potente voz de la cantante y el acompañamiento del piano y el cuarteto creó un ambiente mágico, de ensueño, que llevó casi al hipnotismo al público, cautivado por las letras y las notas musicales, pues muchos en la sala cerraron los ojos quizá para grabar en su mente, para siempre, el momento.



Y como preámbulo al momento climático del concierto, al escenario llegó el actor mexicano Diego Luna, evidentemente un consentido del compositor, quien lo saludó, lo abrazó y lo cobijó en su regazo. Con Philip al piano, Diego Luna declamó el poema de Allen Ginsberg: Wichita Vortex Sutra, un manifiesto de 1966 a favor del lenguaje poético y en contra de la guerra, invocando todo tipo de deidades, desde Cristo y Buda hasta santos indios del Medio oeste de Estados Unidos.



Generoso con el público mexicano, que no dejó de ovacionarlo de principio a fin, Philip Glass incluyó una pieza más al programa previamente anunciado: Mad Rush, con lo que completó los tracks de su álbum Solo piano (1989), que integra también la serie Metamorfosis y Wichita Sutra Vortex.



Pero el momento climático llegaría con Etude núm. 10, pieza que cerró el concierto, en la que Philip Glass entabló un diálogo directo y fascinante con el Cuarteto Latinoamericano y los percusionistas Leonardo Heiblum (tabla) y Jacobo Lieberman (tambor). Juntos terminaron de crear el ambiente de éxtasis que caracterizó el segundo concierto de Philip en México y que comenzó el viernes con la Orquesta Sinfónica Nacional.



El público, también generoso y consentidor del pianista estadounidense, tributó un largo aplauso a Philip Glass y a sus invitados, que hizo volver al escenario varias veces ante la insistencia del público, solo para agradecer y externarle su admiración

Mas Articulos