Recuerdan el legado y el pensamiento del arquitecto Carlos Leduc Montaño

en el Palacio de Bellas Artes


ï‚· Se realizó una mesa de reflexión en el marco de la muestra que se
exhibe hasta el 15 de abril en el Museo Nacional de Arquitectura


Carlos Leduc Montaño (1909-2002) fue fiel a sus principios e ideas. Era necio y
estricto, pero detrás de esto habría una gran ternura. Así lo recordó su colega y
amigo Carlos González Lobo durante una mesa de reflexión en torno al destacado
arquitecto mexicano realizada la noche de este lunes 26 de marzo, en la Sala
Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

“Leduc se destacó porque hizo hallazgos y descubrimientos arquitectónicos
que fundamentan su grandeza. Combatientes habrá muchos, pero un combatiente
arquitecto es una singularidad”.

El catedrático de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional
Autónoma de México subrayó la integridad de Leduc en el ejercicio de la profesión
al tomar en cuenta el terreno, el clima e incluso, las costumbres populares de la
región antes de iniciar un proyecto.

“Hay un concepto de habitabilidad que Leduc va a demostrar y aplicarlo para
que fuera para todos (…) Tenía una voluntad de hacer. Era un científico capaz de
medir la sombra de los árboles”.

En el acto también participaron Xavier Guzmán, subdirector general de
Patrimonio Artístico Inmueble del Instituto Nacional de Bellas Artes y Saúl
Alcántara, coordinador de Posgrado en Diseño, Planificación y Conservación de
Paisajes y Jardines de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), con la
moderación de Dolores Martínez, titular de la Dirección de Arquitectura y
Conservación del Patrimonio Artístico Inmueble (DACPAI).


Xavier Guzmán aseguró que Carlos Leduc formó parte del grupo fundador de
la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios y se dio de alta como miembro del
Partido Comunista Mexicano, lo cual lo diferencia no sólo como un arquitecto
radical-racional sino como un arquitecto técnico.

“Él vive completo el siglo XX mexicano, pero desarrolla su trabajo más
importante en la primera mitad del siglo XX, entre 1928 y 1952”, refirió Xavier
Guzmán.

Recordó que Carlos Leduc, más que permanecer con sus colegas, disfrutaba
de enseñar a los albañiles geometría. Una de las anécdotas más entrañables es
que después del sismo del 19 de septiembre de 1985, a sus 76 años de edad,
acudió al llamado de la Facultad de Arquitectura para preparar brigadas de
reconstrucción de viviendas, al lado de los estudiantes universitarios.

Por su parte, Saúl Alcántara proyectó en una pantalla algunos de los planos y
diseños de Leduc para mostrar su propuesta de arquitectura vegetal y de paisaje
que se reflejó en escuelas de Juchitán, Oaxaca; Tecomán y Quesería, Colima y
Tuxpan, Chiapas; en el Centro Médico de Huixtla, Chiapas; el Hospital de Uruapan,
Michoacán, y el rastro municipal de Progreso, Yucatán.

“La arquitectura junto a la naturaleza hacen que su propuesta tenga un
sentido humano. Fue un hombre que analizó cada lugar para desarrollar su
arquitectura”, dijo el funcionario de la UAM Unidad Azcapotzalco, recinto que posee
la mayor parte de la colección de Carlos Leduc Montaño.

La mesa de reflexión se llevó a cabo en el marco de la exposición Carlos
Leduc Montaño, la otra modernidad, que se exhibe hasta el 15 de abril en el Museo
Nacional de Arquitectura, ubicado en el último nivel del Palacio de Bellas Artes.

CGP