Traen al presente aspectos de la metrópoli del siglo XIX en el Museo de la Ciudad de México
· Los historiadores Salvador Rueda y Susana Avilés, curadores de la exposición La Ciudad de México en el arte. Travesía de ocho siglos, participaron en el conversatorio “El rostro del desánimo”
· Los especialistas compartieron algunas anécdotas y datos históricos de monumentos y obras realizados entre 1790 y 1864, como “El caballito”, de Manuel Tolsá, y el Gran Teatro Nacional, de Lorenzo de la Hidalga
En el Patio Central del Museo de la Ciudad de México, espacio de la Secretaría de Cultura capitalina que alberga la exposición La Ciudad de México en el arte. Travesía de ocho siglos, los curadores de la muestra Salvador Rueda y Susana Avilés participaron en el conversatorio "El rostro del desánimo. Arte del siglo XIX".
En una amena charla, los especialistas compartieron algunos datos históricos, como el surgimiento de las epidemias de cólera de 1833 y 1850, el constante temor a las invasiones, el peso de la Iglesia y la política en el arte de aquella época, entre otros elementos representados en la Sala III de la exposición, donde el público puede observar el florecimiento y la decadencia de la metrópoli.
“Lo que nos tocó hacer a nosotros es una historia del desánimo, cómo la generación de la Guerra de Independencia estaba orgullosa de su ciudad, y la siguiente generación —que le toca estructurar a México—, apasionada por la política, se preocupa sólo por las formas de gobierno y no por la ciudad ni el estado físico de la urbe", explicó Salvador Rueda.
El también director del Museo Nacional de Historia adentró al público a los cambios en los gustos estéticos de finales del siglo XVIII, los cuales dejaron de lado el Barroco en la arquitectura y ornamentación de los edificios, para adoptar el estilo Neoclásico y reacomodar la metrópoli con un nuevo trazo de aceras y un sistema de iluminación para favorecer la higiene y la salud.
“Se buscaba hacer una limpieza, abrir las zanjas y limpiar las acequias; en el lado sur de la Plaza Mayor se encuentra una piedrota (la Coatlicue) y en lugar de destruirla, que es lo que hubiera pensado un virrey en una época anterior a la Ilustración —con las excavaciones en Pompeya en 1764 y el redescubrimiento del Imperio Romano, ya existía la influencia del nacimiento de la arqueología—, el virrey dijo: ‘Sáquenla, hay que estudiarla’”, narró Rueda.
Susana Avilés, maestra en Historia de México por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, señaló que fue difícil encontrar imágenes de este periodo, y la búsqueda de material los llevó a distintos museos y colecciones particulares, donde llamaron su atención los bandos, una especie de carteles que se ponían en diversos edificios para que los leyera la población, así como la construcción del Gran Teatro Nacional por el arquitecto español Lorenzo de la Hidalga.
Otra pieza que consideraron importante de este periodo fue la estatua ecuestre de Carlos IV, mejor conocida como "El caballito", creada por el escultor y arquitecto Manuel Tolsá, la cual se ubica frente al Museo Nacional de Arte, después de una “cabalgata histórica” desde la Plaza Mayor.
Los curadores coincidieron que en las imágenes de la exposición se retrata esa ciudad florida y al mismo tiempo decadente que dejó la Independencia a causa del descuido: “Pasó de ser la gran joya de la Nueva España a convertirse en una ciudad empobrecida de provincia”, sintetizó Rueda.
Añadió que “lo que tanto afectó fue el descuido, por eso nuestra curaduría está enfocada a llamar la atención a la gente de la ciudad para decirle que no es suficiente que las cosas estén hechas, hay que tener voluntad para conservarlas, mantenerlas y guardarlas. Cada vez que hay una pinta en un edificio de éstos, nos daña; cada vez que se quiere cambiar el nombre de una calle, nos daña la memoria, y hay que estar pendientes siempre”.
El historiador aseguró que los problemas que afectarán a la Ciudad de México en el futuro no serán los temblores, sino la escasez de agua, situación que podría cambiar de nuevo el rostro a una urbe con tan vasta oferta cultural.
“En términos del arte, esta ciudad sigue con la inercia del siglo XX, sigue teniendo una gran oferta cultural y creatividad. De hecho, una de las cosas que la han marcado, mediante acciones del gobierno local y federal, es llenar más espacios de manifestaciones artísticas, porque los espacios ya no son suficientes”, concluyó.
Los especialistas exhortaron al público a disfrutar de la muestra que —como un caleidoscopio— permite ver las distintas formas de la Ciudad de México a lo largo de su historia, desde la época prehispánica hasta la actualidad, a través de las piezas distribuidas en cuatro salas: “Arte prehispánico, siglos XIII-XV”; “Arte virreinal, siglos XVI-XVIII”; “Arte del siglo XIX” y “Arte de los siglos XX y XXI”, las cuales estarán en exhibición hasta el 1 de abril.
Todos los martes de marzo, a las 17:30 horas (a excepción del 22 de marzo, que la cita será a las 18:00 horas), el Museo de la Ciudad de México tendrá conversatorios con los curadores de las distintas salas de la exposición para invitar al público a tener una visita más completa y motivar a los que aún no asisten a ver las más de 500 obras que integran La Ciudad de México en el arte. Travesía de ocho siglos.
Siga al Museo de la Ciudad de México (Calle Pino Suárez 30, Centro Histórico) en redes sociales @MuseoCDMX y a través del hashtag #MuseoCDMX. El horario es de martes a domingo de 10:00 a 18:00 horas, con un costo de 30 pesos la entrada a las exposiciones. Los miércoles y los espectáculos (con un cupo limitado) son de entrada libre.
La información completa sobre esta exposición puede consultarse en: http://travesia.cdmx.gob.mx/ y en el hashtag #CDMXEnElArte.
La cartelera de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México está disponible en http://www.cultura.cdmx.gob.mx/y en el sitio http://www.cartelera.cdmx.gob.mx; en redes sociales (Twitter y Facebook)@CulturaCDMX, siga el hashtag#CulturaCDMX