A un año de su fallecimiento
Dedican noche al recuerdo de Eusebio Ruvalcaba
ï‚· En el Palacio de Bellas Artes, colegas y amigos definieron al melómano
y escritor como alguien entrañable, lleno de bondad, sencillez, humor y
juego
La vida y obra del melómano, escritor, periodista, ensayista, dramaturgo, profesor y
tallerista Eusebio Ruvalcaba fue motivo de charla la noche de este martes 6 de
febrero, en el Palacio de Bellas Artes.
La Sala Manuel M. Ponce albergó este evento creado con el objetivo de
recordar al literato a un año de su fallecimiento. Participaron el grupo musical
Quinteto Rotsa; Geney Beltrán Félix, coordinador nacional de Literatura del Instituto
Nacional de Bellas Artes; Hugo Aboites, rector de la Universidad Autónoma de la
Ciudad de México; Jaime Aljure, director editorial; Jorge Arturo Borja, guionista y
escritor, y Vicente Quirarte, doctor en Literatura Mexicana, investigador, profesor y
escritor.
Jorge Borja expuso que Ruvalcaba fue un amigo muy entrañable que mostró
que el primer y único deber de un escritor es escribir por encima de las desgracias
familiares, apuros económicos, desdichas amorosas, neurosis, adicciones,
presentaciones, reconocimientos y las publicaciones.
“De escribir por encima del ninguneo, pero sobre todo por encima del éxito.
Aparte de los más de 60 libros, entre novelas, aforismos, poemas, epístolas,
ensayos y cuentos que tuvo a bien escribir, Ruvalcaba también ejerció a fondo el
magisterio de la amistad, esa flor preciosa que cultivó como nadie.
“Nos quedamos con el recuerdo de 65 años de una vida derramada en la
creación que difícilmente puede sintetizarse en unos cuantos párrafos. Me basta
decir que la presencia de Eusebio Ruvalcaba sigue vigente en mí a través de sus
certeras palabras y su luminosa memoria que me invitan a disfrutar la inmensidad
de cada minuto en este monstruoso e increíble mundo”.
Vicente Quirarte destacó que Ruvalcaba fue un literato que escribía como
respiraba, amaba y bebía, y que sus libros constituyen la bitácora de un melómano,
la geografía etílica de un santo bebedor y la norma de vida de un trabajador
incansable que parecía no trabajar.
“Fue un gran escritor que enseñó que no hay mayor victoria y honor que ser
vencido. La inevitable Wikipedia afirma sobre Eusebio, entre otros datos
imprescindibles, que es muy seguido por los jóvenes y siempre lo fue porque se
mantuvo firme y fiel al muchacho que nunca murió en él”.
Agregó que Eugenio fue un escritor que con sus obras era capaz de hacer
subir al cielo o descender a los infiernos como lo demuestra la que para él es su
mejor y más dura novela: Todos tenemos pensamientos asesinos y su más alto
libro de poemas: Pensemos en Beethoven.
“Se cumple un año de que Eusebio no está con nosotros de manera tangible y
nos hace más falta. […] Ahora en verdad nos duele porque nos damos cuenta de
que no está, aunque nos quede el falso consuelo de que conversamos con sus
palabras y libros. Nos hace falta él y eso hay que decirlo con todas las letras”.
Jaime Aljure precisó que Eusebio Ruvalcaba fue un amigo lleno de bondad,
entusiasmo, asombro, viveza, humor y juego, pero principalmente un hombre que
siempre era como un niño que reía.
Agregó que fue una persona que trató de vivir siempre de la forma intensa y
apasionada que se pudiera, con enorme honestidad y con un corazón íntegro para
todo lo que hacía.
“Fue un escritor que encontró su voz primero en la narrativa, aunque empezó
escribiendo poesía y después dijo que no tenía una voz para este género y se
quedó en la narrativa.
“Él me decía que cuál género era el que debía desarrollar primero o meterse y
yo le dije que no soy enemigo de los géneros y que todos eran buenos, menos el
género aburrido y eso fue para nosotros una clave para escribir”.
Mientras que Hugo Aboites conversó respecto a cómo Eusebio dejó una
huella profunda en otras personas a través del Programa de Educación Superior
para Centros de Readaptación Social en la Ciudad de México.
“Fue un destacado profesor de nuestra casa de estudios durante 10 años,
pero dejó una huella muy profunda con este trabajo del cual escribió un libro que
refleja lo que fue su vida ahí y la razón por la que finalmente decidió que no podía
estar más en ese programa porque la impresión era muy intensa y la experiencia
profundamente dolorosa: Todos tenemos pensamientos asesinos”.
LCL