Argenis Montalvo, primer bailarín de la Compañía Nacional de Danza
Ø Fue nombrado en la última función de la temporada del ballet La sílfide y el escocés en el Palacio de Bellas Artes
Ø Para el ejecutante, ser primer bailarín conlleva entrega, responsabilidad, disciplina y trabajo continuo
“El primer bailarín es el máximo representante de una compañía; debe tener un desempeño excelente en cada función y saber dirigir al grupo hacia el camino correcto para que crezca con él. Ser nombrado primer bailarín de la Compañía Nacional de Danza fue una gran sorpresa y sé que implica mucha responsabilidad, trabajo y superarme cada día como ejecutante y persona. Estoy muy agradecido y emocionado”.
Lo anterior fue expresado en entrevista por Argenis Montalvo, quien fue nombrado primer bailarín de la Compañía Nacional de Danza en la última función de la temporada del ballet La sílfide y el escocés que la agrupación del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) presentó en el Palacio de Bellas.
Argenis Montalvo estudió en Guadalajara, en el Centro de Educación Artística (Cedart) José Clemente Orozco del INBA –donde comenzó a interesarse por la danza–, en la Real Academia de Ballet y en la Compañía Estatal Clásica y Neoclásica de Jalisco.
“Me involucré poco a poco en la danza hasta que supe que era lo que me gustaba y a lo que quería dedicarme. Empecé a los 15 años y mi familia no tenía nada que ver con el ballet, por eso se impactó mucho cuando les dije que quería ser bailarín. Fue solo el reflejo de la idea errónea que se tiene sobre este arte, pero cuando estuvieron cerca de lo que hago y lo conocieron, terminaron enamorándose de la danza y ahora me apoyan al cien por ciento”.
Argenis fue becado por la Royal Ballet School, apoyo que le permitió viajar por primera vez solo a Londres y apreciar la Royal Opera House. “Fue una experiencia que me abrió el mundo. Pude convivir con sus bailarines, con los alumnos y maestros, y a pesar de que fue poco tiempo, aprendí muchas cosas”.
En 2013 ingresó a la Compañía Nacional de Danza como cuerpo de baile. Posteriormente fue solista, hasta su reciente nombramiento como primer bailarín. “Cuando entré a la Compañía veía a los primeros bailarines en los ensayos y en las funciones, y pensaba: ‘¡Yo quiero estar ahí!’. Les hacía muchas preguntas y no quería desaprovechar la oportunidad de aprender. Creo que ellos me han ayudado mucho.
“Tuve limitantes de todo tipo, desde quien me cuestionaba ser bailarín hasta de mi propia persona, en condiciones y técnica, pero al final siempre me he relacionado con gente que me apoya y me da una respuesta positiva. Muchas personas no conocen qué hay más allá de ser bailarín, pero es nuestra labor decirles qué es el arte, la danza o el ballet; contribuir a que conozcan lo que en verdad es la danza clásica.
“Siempre he estado en un ambiente sano y de respeto, y en este momento soy cien por ciento danza. Trato de imitar lo que veo en vivo y en video. He tenido maestros que han hecho una buena carrera y son mi ejemplo, además de todas las figuras del mundo que están en las mejores compañías de Europa y Estados Unidos”.
Sobre sus expectativas en su carrera artística, afirmó que desea ser un ejemplo para las nuevas generaciones: “Quiero llenarme de toda la experiencia y hacer el papel de primer bailarín al máximo; abarcar todos los aspectos, en la técnica e interpretación, y tal vez, en el futuro, como maestro.
Lleno de entusiasmo y optimismo, brindó consejos a los jóvenes bailarines: “En esta carrera es importante la perseverancia y el entrenamiento. El cuerpo es nuestra herramienta de trabajo y debe cuidarse. Además, hay que dar en cada clase o ensayo lo máximo, porque es la manera de aprovechar el tiempo y de llegar a donde se quiere”.