Monstruosismos concluirá su periodo de exhibición
en el Museo de Arte Moderno
· Hasta el domingo 16 de abril el público podrá disfrutar más de 60 obras que desafían el patrón común de lo bello
· Reúne pintura, escultura, gráfica, fotografía y artes populares de creadores como Siqueiros, Ruelas, Carrington, Toledo y Álvarez Bravo, entre otros
· A partir del 8 de junio podrá disfrutarse un segundo capítulo de la muestra en el Museo Mural Diego Rivera
Más de 60 obras que desafían el patrón común de lo bello es lo que el público podrá disfrutar en la exposición Monstruosismos, que el próximo domingo 16 de abril concluirá su periodo de exhibición en el Museo de Arte Moderno del Instituto Nacional de Bellas Artes.
Dicha muestra, que reúne pintura, escultura, gráfica, fotografía y artes populares, tendrá un segundo capítulo en el Museo Mural Diego Rivera, donde podrá disfrutarse a partir del 8 de junio.
Bajo la curaduría de Daniela Tarazona, Monstruosismos presenta obras “anormales” o “degradadas” de artistas como Lourdes Grobet, Xavier Esqueda, Graciela Iturbide, David Alfaro Siqueiros, Julio Ruelas, Leonora Carrington, Francisco Toledo, Germán Venegas, Henri Cartier-Bresson, Rafael Coronel y Manuel Álvarez Bravo.
Visiones perversas o estrafalarias son evocadas por estos creadores, independientemente de sus valores plásticos particulares y del grado de fama de sus autores. Solo en la fantasía se pueden engendrar estas representaciones.
La muestra se divide en cuatro núcleos temáticos: El primero, Naturaleza, instinto y disfraz, propicia, a través de máscaras rituales y de luchadores, el encuentro con identidades ocultas o da pauta a lo bestial en la naturaleza y las culturas populares.
En Metamorfosis: el animal y yo, se observa que toda deformidad es anunciada por un animal; aparecen seres duales, híbridos, como la cabra-serpiente o un gato-pájaro, cuyas intersecciones revelan espacios nuevos de significado.
El tercer núcleo, Religión, ritual y purificación, aborda la manera en la que la reunión se convierte en un acto atravesado por el sacrificio. Lo monstruoso se ha suspendido del suelo, como si los propios animales se ofrecieran en un rito de purificación.
Por último, en El disloque, los cuerpos padecen violencia y dolor; la vida se oscurece, y las figuras explotan o se desdibujan. Los cuerpos indican el mundo más allá de sí.
Esta exposición invita al público a descubrir ¿Cuándo aparecieron los primeros monstruos en la pintura y la literatura? Aunque es difícil rastrearlo, dada la vastedad de este concepto indisociable de la mitología y la ficción.