Reconoce el INBA la trayectoria y el legado del muralista
mexiquense Leopoldo Flores Valdés
o El pintor y muralista mexiquense falleció el pasado 3 de abril
o Uno de los artistas plásticos más prolíficos del siglo XX en México
o Reconocido por haber diseñado el cosmovitral más grande del mundo
El Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) reconoce la trayectoria y el legado del artista plástico mexiquense Leopoldo Flores Valdés, fallecido el pasado 3 de abril a los 82 años de edad, y autor de una amplia obra, como el cosmovitral ubicado en el jardín botánico de la plaza Ángel María Garibay de Toluca, Estado de México.
Su larga trayectoria se caracterizó por su distancia de las distintas corrientes del arte mexicano, con lo que marcó una línea de trabajo independiente y con un lenguaje artístico propio que le confirió a su obra originalidad y profundidad, además de su lucha para obtener lugares dignos para las manifestaciones artísticas, propósito que logró consagrar en su vida a través de un legado que se deja sentir de manera amplia en el Estado de México.
Su naturaleza y formación lo llevaron desde el inicio de su carrera a ir en una ruta diferente a las corrientes que en la década de los años cuarenta y cincuenta del siglo XX crearon un discurso plástico apegado a los sentimientos identitarios de los mexicanos.
Al igual que los artistas de la Generación de la Ruptura, en la cual no se le ubica, buscó sus propios espacios y formas de expresión. Aunque logró exponer en el Salón de la Plástica Mexicana en algún momento y dar difusión a su obra a nivel nacional, sus trabajos se proyectarían esencialmente en su entidad natal, aunque sobresale un mural en la Suprema Corte de Justicia de la Nación cuyo motivo es la figura de Emiliano Zapata, con las características propias del autor.
Leopoldo Flores nació el 15 de enero de 1934 en Tenancingo, Estado de México. Estudio en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda del INBA y en la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes de París, Francia.
Su obra estuvo comprometida con la innovación estética y temática de la época, sobre la sólida base del muralismo mexicano. En su extensa trayectoria se reconocen rasgos de identidad nacional, sin dejar de comunicarse con la humanidad más allá de contextos geográficos o culturales.
Entre sus piezas más destacadas se encuentra el mencionado Cosmovitral, el cual tiene una extensión de tres mil metros cuadrados. Dicha obra monumental –la más grande de su tipo en el mundo–, iniciada en 1978, consta de 71 módulos y está compuesto por 75 toneladas de estructura metálica y 45 toneladas de vidrio soplado de 28 colores.
Otras de sus obras importantes son el mural El hombre contemplando al hombre (1983), ubicado en el Palacio del Poder Legislativo; Alianza de las culturas (1985), en el edificio de la Alianza Francesa de Toluca; El hombre universal (1989), en el Centro de Investigación en Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma del Estado de México, y En búsqueda de la justicia (1991), en la Procuraduría General de Justicia del Estado de México.
En cuanto a sus reconocimientos, se le otorgó el Premio de Adquisición del INBA en 1964, el reconocimiento honoris causa de la Universidad Autónoma del Estado de México y la presea Estado de México en Artes Plásticas José María Velasco en 1983. Fue el primer creador en obtener esta presea.
El 13 de marzo de 2002 fue inaugurado el Museo Universitario Leopoldo Flores en un edificio construido exprofeso en el Cerro de Coatepec, Toluca, el cual alberga las 378 obras donadas por este artista a la comunidad universitaria del Estado de México, y para convertirse un taller de experimentación artística y un espacio de apertura a las más diversas expresiones de la cultura contemporánea. La parte más significativa de su acervo está constituida por 32 murales transportables.
En 2000, el artista fue diagnosticado con la enfermedad de Parkinson y, sin importar las circunstancias, continúo trabajando. En los años recientes, sus obras fueron consagradas a la revisión de los capítulos históricos mexicanos, en murales de importantes espacios de la vida política de nuestro país.
Con motivo del bicentenario de la Independencia de México y el centenario de la Revolución Mexicana, se develó un mural conmemorativo en el Palacio del Poder Ejecutivo del Estado de México, donde el pintor plasmó La Patria mediante un caballo alado que evocaba a Ícaro.
En 2012 y 2013 continuó mostrando obra inédita y creando nuevas series bajo innovadoras técnicas, como la empleada en la serie La gran parvada de cuervos rojos, concebida bajo la denominación de arte parkinsoniano.
Leopoldo Flores seguía su producción artística en el Museo Taller que lleva su nombre en el Cerro de Coatepec, el cual dirigió también hasta su muerte.