Ciclo Conversando con nuestros cineastas
En la Cineteca Nacional se rindió tributo a las obras de Diego Rivera y Gabriel Figueroa
Los realizadores Diego López y Gabriel Figueroa Flores celebraron la labor creadora de ambas figuras, fundamentales para el arte mexicano
Una afortunada coincidencia, como lo describe el cineasta Diego López, fue lo que le permitió rendir un homenaje a su abuelo, el icónico muralista Diego Rivera, en su 50 aniversario luctuoso. El material fílmico que Gabriel Figueroa Flores recuperó de entre los archivos de su padre (el cinefotógrafo Gabriel Figueroa) dio lugar a que ambos pudieran evocar el legado de sus célebres familiares.
Así lo narraron los dos realizadores en medio de una larga plática que tuvo lugar este 10 de noviembre en la Sala 4, Arcady Boytler. La charla se dio en el marco del ciclo Conversando con nuestros cineastas, que ha sido dedicado a repasar la filmografía de Diego López y que en su última sesión contó con la proyección del documental Un retrato de Diego (2007).
“Nueve años después de su estreno, ha madurado bien”, comentó Figueroa con satisfacción, luego de volver a ver el filme que retoma las grabaciones inéditas que su padre preservó en cintas de 16mm, en las que muestra el proceso creativo de Diego Rivera.
La labor del fotógrafo, en compañía de Diego, fue completar un largometraje que rindiera tributo a los familiares de ambos y a Manuel Álvarez Bravo, quien se encargó de rodar el material original. Los comentarios de una serie de artistas y personalidades —como Carlos Monsiváis y José Luis Cuevas— acompañan la pieza.
“Nos convertimos en narradores de una historia que nosotros mismos llevamos a cuestas”, explicó el cineasta. Reveló también que el documental significó un parteaguas en la percepción que tenía sobre su abuelo, pues no fue sino hasta iniciado este proyecto que se permitió conocer su obra con mayor objetividad.
La conversación continuó con anécdotas divertidas y secretos sobre el rodaje; entre ellos, que el objetivo que tenían las filmaciones originales es aún desconocido para ambos. Era notable el buen ambiente entre los ponentes, quienes tomaron la charla como una reunión de dos familias que siempre han mantenido lazos artísticos y de amistad.
Sin embargo, confesaron que no ha sido fácil cargar con el peso de sus apellidos, pues la gente los reconoce más por ello que por mérito propio. “Es un toro con el que no es sencillo lidiar, no se va nunca”, comentó Figueroa. Por su parte, López explicó que, aunque lucha por su individualidad, no niega su herencia, y adelantó que entre sus proyectos futuros se encuentra una serie de ficción sobre la relación entre Diego Rivera y Frida Kahlo.
Conforme avanzó la noche, la sesión se prolongó y se amenizó a medida que surgían más y más preguntas por parte del auditorio. El comentario más reiterado fue que la película es una pieza importante para la historia del arte mexicano, que sin duda merece mayor difusión.
Sobre el mismo tema, el director concluyó que Un retrato de Diego es, en efecto, una síntesis no sólo de la obra del muralista, sino de un elemento importante de la cultura nacional. Asimismo, Gabriel Figueroa Flores cerró la plática resumiendo el propósito definitivo que tiene el documental: “no olvidar nunca el camino, retomar nuestra identidad y saber de dónde venimos y hacia dónde vamos”.
BMH