Lapidarium, muestra escultórica de Gustavo Aceves, continúa su itinerancia por diversos espacios públicos del mundo
Ø Integrada por piezas únicas en las que el caballo simboliza el intercambio humano
Ø Hasta el 10 de mayo se presenta en la Puerta de Brandemburgo, en Berlín, en conmemoración del 70 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial
Ø En Londres se exhibirá a partir de junio, en el marco del Año Dual México-Reino Unido
A decir del filósofo y crítico de arte Jorge Juanes, la propuesta artística de Gustavo Aceves es “de una belleza rota, fracturada, dolida; belleza resucitada que rinde tributo a los artistas que lo han antecedido ofrendando su vida por crear formas capaces de unir tierra y cielo, lo sagrado y lo mortal. Combate, puesta en juego, desafío al nihilismo destructivo imperante. No, Gustavo Aceves no olvida, ni avión, ni automóvil, ni trenes de alta velocidad, le basta y le sobra para cumplir la odisea del presente-futuro con la magia misteriosa del caballo. Tomando asimismo aquí al arte como lo que es: un cúmulo de formas con sus rasgos irreductibles, su rigor, su responsabilidad, su derroche generoso”.
Lapidarium, muestra escultórica que Aceves exhibió por primera vez el año pasado en Pietrasanta, Italia –donde actualmente vive y trabaja–, está integrada por esculturas de caballos de gran formato que ofrecen una perspectiva única acerca de un tema esencial y controversial de la historia de la humanidad: la migración. Como un mexicano que ha vivido alrededor del mundo en varios continentes, el artista utilizó su propia experiencia como punto de partida.
La exhibición continúa en la Puerta de Brandeburgo de Berlín, donde dos caballos monumentales conmemoran el 70 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, del 2 al 10 de mayo de 2015. De igual forma, han sido instaladas 21 esculturas junto con los dos caballos monumentales. La muestra está organizada en colaboración por el Kulturprojekte de Berlín, Jarmuschek + Partner y la Embajada de México en Alemania.
Ambas esculturas monumentales tienen cabezas colgantes. Una está hecha en bronce, unida a través del esqueleto de la espina dorsal cubierto con números: una imagen indeleble del Holocausto. La otra está esculpida en granito y es más abstracta en apariencia: la forma del caballo está elaborada con cráneos humanos y sobre su cuello se levanta un hombre cincelado en una evocación de la escultura tribal africana.
Cada caballo tiene diferentes grietas en su superficie para representar una forma fracturada o rota, en ocasiones aparentando un esqueleto o con cráneos humanos dentro de ellos, para enfatizar la tragedia, la lucha y el barbarismo, con lo que históricamente se ha asociado a la migración. Los caballos representan fragmentos de nuestro pasado compartido, pero también la naturaleza de la evolución constante de la humanidad, que se caracteriza por la esperanza y la vida, simbolizada por el corazón del caballo, en ocasiones visible dentro de la obra.
En Londres, en el marco del Año Dual México-Reino Unido, se colocará un caballo de bronce blanco, como parte del proyecto escultórico de gran formato acogido por la capital británica en Park Lane, entre los meses de junio y septiembre de 2015. Asimismo, se exhibirá una cuadriga de cinco caballos de bronce patinado en verde, de manera permanente durante dos años, a un costado del Millennium Bridge, y cuya inauguración está contemplada para junio del presente año.
Lapidarium continuará su itinerancia en otras urbes alrededor del mundo hasta 2017, incluidas Venecia, Pekín y la Ciudad de México, de manera distinta cada vez que se presente.
Las esculturas están esculpidas en mármol y granito, fundidas en bronce y hierro a la cera perdida, y vaciadas en resina. El proyecto comenzó a desarrollarse desde hace seis años. Aceves ha utilizado innumerables recursos personales, históricos, sociales y políticos para crear su propio lenguaje visual. El trabajo contiene diversas referencias culturales y simbolismos, entre los que sobresalen la barca de Caronte –el barquero del Hades– y el Caballo de Troya de la mitología griega, para hablar acerca de la migración del ser humano desde sus orígenes en África hasta sus actuales asentamientos alrededor del mundo. El caballo en sí mismo es un símbolo de migración, traído originalmente a América por los españoles en 1493.
Todo el trabajo de Lapidarium fue creado en Italia. Aceves se mudó a Pietrasanta, en la Toscana –alguna vez hogar de escultores como Igor Mitoraj– debido a sus mundialmente reconocidas fundiciones de bronce y canteras de mármol. Miguel Ángel utilizó mármol de Pietrasanta y, desde entonces, creadores como Giambologna, Giorgio Vasari, Joan Miró, Henry Moore y, más recientemente, Damien Hirst y Marc Quinn han desarrollado su quehacer artístico ahí. Aceves también ha trabajado con fundiciones en Florencia y Bolonia.
Gustavo Aceves nació en 1957 en la Ciudad de México. Es un artista autodidacta quien rápidamente fue reconocido como un creador de gran influencia en América Latina. Sus pinturas y dibujos en papel, que hacen énfasis en la figura humana, se basan en tradiciones pictóricas occidentales y en el gran formato de los murales mexicanos.
Sus piezas han sido exhibidas alrededor del mundo desde fines de los años setenta, en museos como el del Palacio de Bellas Artes, de Arte Moderno, Nacional de la Estampa y de Arte Carrillo Gil; en ciudades como Barcelona, Colonia, La Habana, La Paz, Lima, Milán, Nueva York y París, y en encuentros como las bienales de Venecia y Pekín. Algunas de sus obras forman parte del acervo del Museo Memoria y Tolerancia de la Ciudad de México y del Museo Vaticano en Roma, así como de galerías y coleccionistas particulares alrededor del mundo.