A partir del 21 de octubre
Maldito cielo, retrato de la Generación X, se estrena en la Cineteca Nacional
En el quinto largometraje del estadounidense Nathan Silver, el espectador palpa vívidamente el desastre en el que se encuentran los personajes
La libertad creativa radical, la juventud como paradigma y el empeño por retratar los valores alternativos catalogados bajo la famosa etiqueta de “Generación X”, son algunos de los temas que inundan el cine independiente del director estadounidense Nathan Silver. Así se puede observar en su más reciente entrega, Maldito cielo (2015), que se estrena en la Cineteca Nacional tras su paso por el 36 Foro Internacional. La película podrá disfrutarse a partir del viernes 21 de octubre en la Sala 4, Arcady Boytler.
La historia gira en torno a Jim y Lucy, un matrimonio a cargo de una comuna para ex adictos en el Nueva Jersey suburbano de la década de los noventa. La armonía del lugar es pervertida cuando Ann, una adicta y ex amante de uno de los integrantes, irrumpe en el hogar desatando tras de sí un imparable torbellino de paranoia, drogas y muerte.
Se trata del quinto largometraje de Nathan Silver, en el cual continúa su exploración sobre grupos de gente buscando un lugar en el que sientan identificados. Al igual que en Uncertain terms (2014), que se situaba en un santuario para adolescentes embarazadas, Maldito cielo toma como escenario una especie de cooperativa terapéutica en la que se desarrollan dinámicas disfuncionales que atraen y apenas mantienen juntos a personajes bajo un mismo techo.
Silver y el director de fotografía Adam Ginsberg crearon una estética que subraya su rechazo al trazo limpio. La cinta fue filmada en formato Betacam con una cámara de la época de los noventa; el resultado es una imagen algo tosca que remite a esas viejas cámaras de vídeo-casete barato, una especie de reivindicación de lo sucio que mira de un modo extrañamente amoroso al desastre vital en el que se encuentran sumidos sus personajes.
Tanto esta opción estética como la cercanía (visual y emocional) que va con la intimidad de los protagonistas proponen al espectador una experiencia de inmersión sin reparos. La imagen se acerca en extremo a los rostros de sus personajes mediante un recurso continuo al primer plano y el uso de una cámara en mano siempre en movimiento, tan inquieta y nerviosa como los habitantes de la casa.
En su crítica para La Jornada, Carlos Bonfil expresa que "la actividad de los antiguos drogadictos se confunde con el trabajo mismo del cineasta, que decide conferir a Maldito cielo un aspecto muy deliberado de película improvisada y sucia, con tomas siempre muy cerradas y un escrutinio casi clínico de los rostros."
Nathan Silver se graduó de la Escuela Tisch de Artes de la Universidad de Nueva York en 2005. Desde entonces ha escrito y dirigido varios cortos y seis largometrajes con los que estableció su nombre en la escena independiente. Sus películas son realizadas con bajos presupuestos y a través de una intensa colaboración con sus actores, quienes improvisan libremente.