Mi voz en diez idiomas, concierto coral en el Museo Mural Diego Rivera



o Interpretará la Coral Infantil Ridi, el domingo 4 de septiembre al mediodía, bajo la dirección de Ferdinando Hernández



o El programa incluye piezas en hebreo, francés, latín, purépecha y zapoteco, entre otras lenguas



“Mi voz en diez idiomas es un programa integrado por una selección de música para coro infantil de diversas partes del mundo”, refirió Ferdinando Hernández, director de la Coral Infantil Ridi, acerca de la presentación que el ensamble vocal ofrecerá el domingo 4 de septiembre a las 12:00 en el Museo Mural Diego Rivera, acompañado al piano por Luis Antonio Zúñiga.



“Cantamos en hebreo, francés, latín, chino, purépecha, zapoteco y yaqui, entre otras lenguas”, explicó Hernández, quien desempeña esta labor altruista en la Escuela Primaria Leona Vicario.



“El coro cuenta con una afinación precisa y puede presentar con solvencia piezas a dos y tres voces”, compartió el responsable del proyecto, quien manifestó la importancia del apoyo que brinda el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) al permitir que, “en sus espacios tan representativos y estimulantes, nuestros jóvenes talentos muestren su trabajo.



“También hemos estado en el Museo José Luis Cuevas, el Centro Cultural Roberto Cantoral o el Centro Cultural Mexiquense Bicentenario. Este año comenzaremos a realizar nuestra primera grabación, con una orquesta de cámara”.



Agregó que la Coral Infantil Ridi fue creada en 2012 a partir de una iniciativa de la comunidad escolar de la institución educativa ubicada en Texcoco. Tras cuatro años, ha evolucionado, y el año pasado se lograron conseguir nueve horas de ensayos a la semana. Actualmente, el coro prepara un programa de canciones patrias y la gala navideña.



Algunos de los jóvenes que ya egresaron de la escuela de educación básica, y que ahora cursan secundaria o preparatoria, continúan en el ensamble, de tal suerte que está integrado en la actualidad por 20 cantantes de entre nueve y 16 años de edad.



“Aspiramos llegar a considerarnos niños y jóvenes cantores, es decir, que podamos contar con una formación musical más sólida que nos permita abordar un repertorio sinfónico o piezas más complejas”.



La clave para replicar este fenómeno en más escuelas públicas de educación básica, añadió, es conseguir “un espacio de confianza donde los alumnos lleguen a cantar, puedan estudiar y convivir con enorme respeto y logren disfrutar el resultado de su trabajo constante y disciplinado”.



Ferdinando Hernández estudió etnomusicología en la Universidad Nacional Autónoma de México y fue educador musical en el INBA.