Este jueves 18 de agosto se cumplen 96 años de su natalicio
Juan Soriano, un creador apasionado de la escenografía
El artista plástico no sólo desarrolló una destacada obra en
pintura y escultura sino que también realizó un notable
trabajo al participar en “hacer el teatro más real”, como él
decía
La pintura y la escultura son los ángulos más conocidos de la obra del
artista plástico Juan Soriano (Guadalajara, Jalisco, 18 de agosto,
1920 - Ciudad de México, 10 de febrero, 2006), sin embargo, desde
temprana edad el artista plástico jalisciense mostró también su interés
por la escenografía y todos aquellos elementos necesarios para
ambientar y representar una obra de teatro.
“La primera escenografía la debo haber hecho como a los siete
años de edad para un teatro de títeres mío, y como no tenía público,
pues ponía un espejo enfrente y me daba la representación; tenía
mucho contacto con las funciones populares de títeres de los
hermanos Rosete Aranda”.
Así lo refirió el llamado Mozart de la Pintura en 1983 en una
entrevista con María Teresa Favela, para el Centro de Información y
Documentación de Artes Plásticas. Juan Soriano fue Creador Emérito
del Fonca a partir de 1993.
A los 16 años, época en la que asistía a las tertulias del Café
París con Rafael Solana, Isabel Villaseñor, Frida Kahlo, Lupe Marín y
varios integrantes de la Revista Contemporáneos, e hizo amistad con
Salvador Novo y Carlos Pellicer, participó como escenógrafo en obras
teatrales de Maeterlinck y Bernard Shaw, en el Teatro Orientación, con
la dirección de Celestino Gorostiza.
Entre 1939 y 1941 continuó su carrera como escenógrafo y
diseñador de vestuario en la puesta en escena El tejedor de Segovia,
de Juan Ruiz de Alarcón, que se presentó en el Teatro del Sindicato
Mexicano de Electricistas, con dirección de Ignacio Retes.
“Tuvimos mucho éxito, fue una experiencia maravillosa. Diseñé
el vestuario y la escenografía, casi todas las veces que he realizado
escenografías las he diseñado completamente, hago un taller, con
discípulos, costureras, etcétera, porque es muy agradable hacer más
real el teatro”, dijo Soriano en su oportunidad a la investigadora María
Teresa Favela.
Unos años después escribió junto a Diego de Mesa el libreto
para El pájaro y las doncellas, ballet inspirado en un cuadro de Carlos
Mérida, con música de Carlos Jiménez Mabarak, para el que además
diseñó la escenografía y el vestuario.
En la década de los cincuenta del siglo pasado, y luego de una
primera estancia en Roma, Italia, Juan Soriano regresó a México para
colaborar con el diseño de escenografías y vestuarios para las
coreógrafas Josefina Lavalle y Ana Mérida.
Fue en 1956 cuando a iniciativa de Jaime García Terrés se fundó
el grupo Poesía en Voz Alta, donde el artista plástico colaboró como
escenógrafo y diseñador de vestuario junto a Octavio Paz, Leonora
Carrington, León Felipe, Diego de Mesa y José Luis Ibáñez, y diseñó
escenografías para el primer programa en el Teatro El Caballito.
El objetivo era escenificar y darle un espacio poético al teatro, lo
cual se tradujo en una escenografía y un vestuario poco usuales para
la dramaturgia nacional y el nacimiento del teatro experimental que
tuvo como antecedente en México al Teatro Ulises.
Es así como su trabajo estuvo presente en obras de Ionesco,
Calderón de la Barca, Francisco de Quevedo y Elena Garro, entre
otros.
También en la obra Las criadas, de Jean Genet, montada en el
Teatro Virginia Fábregas; Electra, de Sófocles, dirigida por Diego de
Mesa en el Teatro Sullivan, y La moza de cántaro, de Lope de Vega, a
cargo de José Luis Ibáñez, en la Casa del Lago.
Sobre esta faceta de Juan Soriano, para algunos desconocida, el
crítico e historiador de arte Paul Westheim escribió: “No hace
‘decorados’: sus escenografías son transformaciones del espacio
pictórico en espacio de escenario”.
En 1961, cuando era maestro de cerámica en la Escuela de
Diseño y Artesanías del Instituto Nacional de Bellas Artes, creó la
escenografía y el vestuario de un ballet inspirado en el poema de Elías
Nandino, Triángulo de silencios, con música de Béla Bartók y
coreografía de Ana Mérida, la cual se presentó en el Palacio de Bellas
Artes.
Sus aportaciones en el arte de las decoraciones escénicas
despertaron el interés y llamaron tanto la atención del ambiente
cultural que en 1963 el escritor y crítico literario Juan García Ponce
organizó en la Casa del Lago la exposición homenaje Juan Soriano y
el teatro, en la cual se reunió obra escenográfica, de ambientación y
vestuario.
Es por ello que el Centro Cultural que llevará el nombre del
artista plástico, el cual será inaugurado este año en Cuernavaca,
Morelos, con el apoyo de la Secretaría de Cultura, contará con un
teatro con capacidad para 200 personas, además de ser un espacio
vivo para dar cabida al trabajo de artistas contemporáneos y exhibir
algunas de las esculturas de Juan Soriano en medio de un amplio
jardín.
“Juan Soriano fue una presencia cultural y artística del México
del siglo XX muy importante. No solamente su talento artístico, sino su
personalidad provocadora, lo hacen recordar como un ser único”,
destacó el secretario de Cultura, Rafael Tovar y de Teresa, durante el
anuncio de la construcción del Centro Cultural Museo Juan Soriano.
“Hay una deuda muy grande (con él). Es un hombre que no
solamente entendió y reformuló aspectos del arte mexicano,
perteneció a una generación que vio a un país distinto y que lo
proyectó en el exterior y fue ampliamente reconocido en distintas
regiones del mundo”, refirió en esa oportunidad Rafael Tovar y de
Teresa.