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Libros 2015-04-27 17:16

Rinden homenaje al Premio Nobel de Literatura mexicano

Rinden homenaje al Premio Nobel de Literatura mexicano Octavio Paz en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires



Especialistas coinciden en que el autor de El Laberinto de la Soledad es la figura mexicana más importante de la segunda mitad del siglo XX



Difícilmente surgirá un “nuevo Jefe Espiritual” como Paz, pues actualmente al buscar no hay ninguna personalidad que pueda ocupar su lugar, aseguran





BUENOS AIRES, Argentina.- La Feria Internacional del Libro de Buenos Aires 2015 fue un escenario más en el que el Gobierno de la Ciudad de México le rindió un homenaje al Premio Nobel de Literatura Octavio Paz a pocos meses de los 100 años de su natalicio.



Reunidos en el Salón Juan Rulfo de La Rural, los escritores y especialistas en la obra del autor de El laberinto de la soledad: Christopher Domínguez Michael, Francisco Segovia, Ricardo Cayuela, Santiago Sylvester y José María Espinasa como moderador, dedicaron poco más de una hora para hablar sobre el legado que el poeta mexicano dejó no sólo en el mundo de las letras sino incluso en el ámbito político.

Fue Espinasa, director del Museo de la Ciudad de México, el encargado de iniciar la mesa con un comentario muy puntual: Paz es la figura central y más importante de México de la segunda mitad del siglo pasado y su trabajo nos ha legado una herencia crítica, que ha generado una amplia y variada discusión a su alrededor.



Ricardo Cayuela, director general de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, calificó como “un fracaso” los festejos que organizaron el año pasado para conmemorar el primer siglo del nacimiento del también autor de Piedra de sol, ya que “es difícil poder acercarse a estas figuras canónicas y totémicas de la cultura”.



Señaló que lo que se terminó construyendo con ese esfuerzo fue “un monolito horripilante”, debido a que poco a poco se fueron sumando diferentes instancias e instituciones para celebrar al Nobel, pero conforme éstas se integraban a los homenajes “nos dimos cuenta de que nadie había leído a Paz, y no sólo eso, sino que nadie sabía nada de él”.

Sin embargo, valoró Cayuela, en un contrasentido, “lo que descubrieron con este homenaje es que en cualquier latitud del mundo muchas grandes personalidades estaban dispuestas a ir a México para rendir tributo a Octavio Paz, pues realmente conocían su obra”.



En su oportunidad el lexicógrafo, profesor de literatura y traductor Francisco Segovia subrayó que en México es poco probable que surja una nueva figura que en un futuro próximo pueda constituirse como el “nuevo Jefe Espiritual”, siendo los últimos dos Alfonso Reyes y Octavio Paz, sobre todo porque actualmente “a nadie le importan ya los escritores”.



En un principio, explicó Segovia, se seguían los fundamentos y lineamientos culturales establecidos por Alfonso Reyes y de pronto, con su desaparición, se vio a Octavio Paz en esa misma tesitura, pero de pronto también se termina su presencia y no hay alguien que despunte después de éste último: “vemos y de repente ya no hay nadie”.



El historiador, ensayista y crítico literario mexicano Christopher Domínguez Michael coincidió con Ricardo Cayuela en el sentido de que los festejos por el centenario del natalicio de Paz terminaron siendo un “acto barroco”.



Sin embargo, continuó, “lo anecdótico de los festejos del centenario es que lo que ganamos es mucho más, ya que, por ejemplo, se escribieron entre 15 y 20 libros que enriquecieron lo que sabíamos de Octavio Paz, que, además, sirven porque generan con sus ventas dinero público y privado”.



Asimismo, coincidió con Segovia en el sentido de que Octavio Paz es un clásico y uno de los últimos personajes de esta estirpe, razón por la cual ya no van a existir este tipo de intelectuales que con sus reflexiones hacía que “la cultura fuera política y la política cultura”.



Finalmente, el poeta argentino Santiago Sylvester subrayó que es inevitable que Octavio Paz se convierta en un “monumento nacional” y por esa razón “ya nadie lo leerá”, pese a que su obra “abarcadora” logra una fusión entre la tradición y la modernidad y entre el ensayo y la poesía, como sería el caso entre Águila o sol y El laberinto de la soledad.



“Octavio Paz es el poeta nacional, es el poeta incómodo porque hay que superarlo, porque hay que comerlo, asimilarlo y dejar que las nuevas generaciones que vienen hagan lo que puedan con este tótem, incluso cayendo en el canibalismo, porque después de la presencia de este tipo de personalidades no tenemos otra cosa que hacer que citarlos”, concluyó Sylvester.

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