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Libros 2016-06-08 16:48

La Academia Mexicana de la Lengua recordará a Manuel Orozco y Berra, y a Francisco de Paula del Paso y Troncoso



La Academia Mexicana de la Lengua recordará a Manuel Orozco y Berra, y a Francisco de Paula del Paso y Troncoso





Participarán los académicos Ascensión Hernández Triviño y Eduardo Matos Moctezuma



Sesión pública solemne abierta al público



El jueves 9 de junio a las 19:00 en el auditorio del Museo Tamayo Arte Contemporáneo; entrada libre





Con motivo del bicentenario del nacimiento de Manuel Orozco y Berra, y del centenario luctuoso de Francisco de Paula del Paso y Troncoso, la Academia Mexicana de la Lengua organiza una sesión pública solemne, en la cual participarán Ascensión Hernández Triviño y Eduardo Matos Moctezuma, el jueves 9 de junio a las 19:00 en el auditorio del Museo Tamayo Arte Contemporáneo, ubicado en Paseo de la Reforma 51, Bosque de Chapultepec, Ciudad de México. La entrada será gratuita.



Manuel Orozco y Berra (Ciudad de México, 1816-1881) ingresó al Colegio de Minería a los diez años de edad. Durante su trayectoria profesional estuvo en cargos públicos importantes, como en la comisión nombrada por Maximiliano para presentar un proyecto de división territorial. Para México, su figura ha quedado grabada como uno de los sabios más eminentes de su tiempo, pues su labor como geógrafo, lingüista, paleógrafo e historiador dejó obras invaluables con las cuales cobró un gran reconocimiento.



Sus libros Geografía de las lenguas e Historia antigua y de la Conquista de México son ejemplos de su aguda inteligencia, sin dejar de lado el Diccionario universal de historia y geografía.



A decir de Patrick Johansson, Historia antigua y de la Conquista de México es una obra monumental: “Es el primer intento de una especie de síntesis de toda la historia prehispánica y uno de los primeros en haber intentado el análisis de los glifos de los códices. Hay muchas cosas que decir en términos puntuales, tanto por el siglo y el contexto, porque el pobre estaba como funcionario de Maximiliano. Entonces le fue mal, pero, por la calidad intelectual de su trabajo, logró superar todas esas circunstancias políticas”.



Uno los más grandes logros de Orozco y Berra fue haber dado a conocer una gran cantidad de información importante para entender la historia de México, asevera Johansson, investigador del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México y miembro de la Academia Mexicana de la Legua:



“Lo más importante es que fue el primero en llevar al público en general todo este tesoro final que son los documentos de la historia de México; en difundirla, porque su obra es científica, histórica y también de difusión, y en permitir a los mexicanos conocer su pasado prehispánico”.



Por su parte, Francisco de Paula del Paso y Troncoso (Veracruz, México, 1842-Florencia, Italia, 1916) asistió a la Escuela Nacional Preparatoria y posteriormente estudió medicina. La elaboración de su tesis sobre la botánica y la farmacología de los antiguos mexicanos dio pie a un genuino interés por las culturas prehispánicas. Por ello, prefirió dedicarse por entero a los estudios e investigaciones de tema arqueológico y, muy especialmente, a la indagación de las fuentes documentales, tanto de procedencia indígena como de autores españoles del siglo XVI.



Del Paso y Troncoso se encargó de resaltar documentos sin los cuales no se podría entender la historia mexicana.



“Tenemos muchos textos importantes de él, pero su principal valor es haber publicado los Códices matritenses, uno de los documentos más transcendentales. Su obra también fue un poco como la Orozco y Berra, que dio a conocer el pasado prehispánico, pero sobre todo su relevancia es haber encontrado y publicado los códices que están en Madrid, como su nombre lo indica, y permitir conocer un documento invaluable”, señala Johansson.



Del Paso y Troncoso dominaba la lengua náhuatl y fue una persona muy cercana a quienes laboraban en el Museo Nacional de Arqueología, donde fue director a partir de 1889. De su dedicación dieron temprano testimonio varios trabajos. En 1884 fue elegido miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua, y en 1893, designado miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia y, asimismo, de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles.



De su bibliografía, lo más sobresaliente son sus ensayos publicados en Anales del Museo Nacional de Arqueología, entre ellos Ensayos sobre los símbolos cronológicos de los mexicanos (1882), Lingüística de la República Mexicana (1886), Códice indiano del sr. Sánchez Solís (1888) y Notas arqueológicas y cronológicas al estudio de interpretación del Códice Borgiano hecho por José Lino Fábrega (1899-1900).

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