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Noticias 2016-06-02 19:27

Especialistas continuan el analisis del fardo mortuorio de Zimapan

Hallado en Hidalgo

Especialistas continúan el análisis del fardo mortuorio de Zimapán

* Los resultados conocidos hasta el momento apuntan a que el sujeto pudo haber fallecido por

una hemorragia profusa

* Estudios de ADN permitirán conocer su filiación étnica y antigüedad

El análisis de los distintos componentes del fardo mortuorio, hallado hace casi dos años en un

abrigo rocoso de Zimapán, Hidalgo, comienza a dar los primeros frutos: especialistas del Instituto

Nacional de Antropología e Historia (INAH) y de la Facultad de Medicina de la UNAM

examinaron los residuos de sangre encontrados en la osamenta, los tejidos blandos preservados, los

textiles que forman la mortaja y el petate, y determinaron que es muy probable que el individuo,

perteneciente a la época prehispánica, muriera a causa de una hemorragia.

El bulto funerario es estudiado por un grupo interdisciplinario con la finalidad de conservar,

restaurar e investigar su antigüedad y filiación étnica, estos dos últimos aspectos a partir de estudios

de ADN. Uno de los logros hasta ahora obtenidos es poder observar cientos de células sanguíneas

que se preservaron intactas.

Las restauradoras Luisa Mainou y Judith Gómez, de la Coordinación Nacional de

Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) del INAH, precisaron que las células encontradas

en todos los estratos del bulto mortuorio (osamenta, tejidos blandos, textiles y petate) se encuentran

libres de fibrina (proteína que interviene en los mecanismos de coagulación), “parecería que

estuviéramos observando a los glóbulos rojos y blancos viajar por el torrente sanguíneo”.

Los restos de sangre se observaron a simple vista en todas las capas: en los huesos se

encontraron manchas rojizas y depósitos de polvillo café rojizo, lo mismo en los tejidos blandos. En

los textiles fue diferente, había costras de color café rojizo muy oscuro microfracturadas que se

mezclaban entre las tramas y las urdimbres de cada textil, mientras que en el petate se encontraron

huellas semejantes a las observadas en los huesos, pero de mayor extensión, sobre todo las manchas

de tonos café rojizo y café chocolate. Luisa Mainou, responsable de la investigación, en la que también colabora Jorge Gómez-

Valdés, del Laboratorio de Antropología Física del Departamento de Anatomía de la Facultad de

Medicina de la UNAM, detalló que se obtuvieron muestras de todos los componentes del fardo y se

analizaron con un microscopio electrónico de barrido.

“En todas ellas se halló una cantidad importante de eritrocitos y glóbulos blancos en estado

libre, que si se multiplica por las dimensiones de cada una de las capas del fardo, no hay duda que

esta persona murió desangrada”, puntualizó.

Con el estudio del esqueleto, se descartó la posibilidad de una muerte causada por sacrificio

humano, alguna batalla o lucha personal, porque no presenta huellas de corte o fractura en ninguno

de los huesos.

La restauradora del INAH dijo que más adelante se podrá precisar si la hemorragia se debió

a una causa intrínseca (genética) o extrínseca (alguna enfermedad) al individuo. Mientras tanto, se

continúa con la conservación y restauración del fardo y con estudios paralelos acerca del deterioro

de las distintas fibras textiles provocado por la sangre.

Los restos óseos, encontrados el 10 de julio de 2014, estaban envueltos en un textil y un

petate, en posición flexionada lateral (de costado). Es uno de los esqueletos más completos que se

han encontrado en Hidalgo, cuyo cráneo aún conservaba cabello y algunos dientes.

El individuo masculino estaba por finalizar la segunda década de vida al momento de su

muerte; probablemente fue seminómada porque los rasgos del cráneo no concuerdan con los de los

grupos mesoamericanos.

Las características del lugar donde fue encontrado permitieron su preservación, al tratarse de

un ecosistema semidesértico, en la parte oriental de la Sierra Gorda, cuyas condiciones de clima

seco, sumado a las propiedades del suelo, contribuyeron a la conservación de los restos óseos, así

como de las fibras vegetales con que fue envuelto.

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