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poesía 2015-03-19 19:17

La soledad y el silencio, caminos de Daniel Fragoso para gestar su poesia

"2015, Año del Generalísimo José María Morelos y Pavón"

El oficio de estar solo

La soledad y el silencio, caminos de Daniel Fragoso para gestar

su poesía

• El Fondo Editorial Tierra Adentro del Conaculta publica el

título de quien ha sido merecedor del Premio de Poesía

Efrén Rebolledo en el año 2006

“Quien ha oficio, ha beneficio”, cuenta así el refrán popular, y de

esta manera nos introducimos al nuevo poemario del escritor Daniel

Fragoso, titulado, Oficio de estar solo. Movidos por la marea de la

cultura, solemos asociar la soledad con una especie de sombra

que inmoviliza o daña al ser que la padece. Huimos de ella casi

instintivamente y casi todo en el mundo se piensa para evadirla.

Pero para algunos es una condición que se impone, es el caso

del poeta, del escritor que suele vivir regido por el mito de la lejanía

con el resto de los hombres.

Lo que puede ocurrir durante la soledad es la iluminación del

lenguaje en sus formas más puras, y entonces el poema se erige. Sin

embargo, para soportar las horas en que el decir calla, se necesita,

oficio.

La primera parte de Oficio de estar solo ocurre en un tiempo

regresivo, poemas que son fechas de lo próximo a lo lejano. Tal vez

porque el tiempo siempre está volviendo, porque de hoy hacia atrás es

que podemos indagar quiénes somos: “Regresé sobre mis pasos/ para

observarme/ discernir si era este cuerpo/ o el recuerdo de él quien

acuciaba mis horas [...] He venido/ a decidirme entre la contemplación y la vida”.

El poema no es solamente manifestación sino un acontecimiento

que da cuenta del viaje primero que se emprende en la vida: la

búsqueda de sí mismo en lo ocurrido y a la par la instauración de una

identidad.

“Existe un sitio/ un lapso/ un lugar donde los sonidos se

detienen/ donde se alojan/ las simientes que habrán de construirnos”.

La imagen del detenerse, de la pausa en el mundo, la entiende el

poeta como el natural movimiento de la expresión. Lo que será ha de

engendrarse primero, en ese lapso, en el paréntesis que únicamente

el silencio y la soledad abren.

A la sombra de las palabras puede ocurrir el sentido de los días,

eso en parte explica la difícil persecución en la que vive el poeta,

persecución que igualmente prevé la soledad. “Intenté llevar un diario/

sin más rigor que las palabras,/ un sitio donde la lectura de los días/

se hiciera a partir de una ventana/ en que las sombras/ no fueran el

desorden urgente de los días”, más adelante, concederá que “la mejor

lengua es el silencio puro”.

Para alcanzar ese instante en que la mutación ocurra y que la

transparencia del silencio sea, Daniel Fragoso, en el poema, Oficio

de estar solo indaga su camino: “Tuve amaneceres/ y horas, muchas

horas,/ para pensar en este oficio de estar solo./ Abro los sentidos/

aguardo la lección/ en que aprenda a ser silencio”.

Toda obra responde una pregunta, poema a poema, vamos

escuchando la que esta sugiere, ¿para qué estar solo?: para equilibrar

el mundo y el silencio. Para reconciliar al hombre con la ciudad. Para

aceptar el constante estado de supervivencia, reconocerse siendo en

ese estado, y también para olvidarlo.
}Daniel Fragoso, nació en Pachuca, México, en 1980. Doctor en

literatura hispánica y géneros literarios por la Universidad Autónoma

de Madrid. Es poeta y editor. Su obra ha obtenido el Premio de Poesía

del IHJ en el año 2000, el Premio de Periodismo cultural de la FLAES en 2002, y el Premio de Poesía Efrén Rebolledo en el año 2006. Es

autor de los libros Escuela del Vértigo (Cecultah, 2010), Bitácora del

desánimo (Hg0 Ediciones, 2008) y Epílogo de insomnio (Pachuco

Press, 2006).

Daniel Fragoso, Oficio de estar solo. Fondo Editorial Tierra Adentro,

Conaculta. 2014. Pp. 72.

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