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Museos 2015-08-13 18:30

Con una mesa redonda fue puesto en marcha el Centro de Documentacion Priamo Lozada del Laboratorio Arte Alameda

Con una mesa redonda fue puesto en marcha el Centro de Documentación Príamo Lozada del Laboratorio Arte Alameda





Ø La charla abierta La disolución del futuro. Referencias en torno a los orígenes de la experimentación artística y nuevas tecnologías se llevó a cabo el miércoles 12 de agosto



Ø Participaron Tania Aedo, Mónica Mayer, Liliana Quintero Álvarez Icaza e Irais Córdova





Con la mesa redonda La disolución del futuro. Referencias en torno a los orígenes de la experimentación artística y nuevas tecnologías fue puesto en marcha el Centro de Documentación Príamo Lozada del Laboratorio Arte Alameda, el miércoles 12 de agosto.



Tania Aedo, directora del recinto, estuvo acompañada en esta primera charla abierta por Mónica Mayer, artista visual, socióloga y pionera del performance en México; Liliana Quintero Álvarez Icaza, investigadora, editora, curadora y cofundadora del Taller de Investigación del Centro Multimedia, e Irais Córdova, encargada de operación y registro de la Fundación Espac (Espacio de Arte Contemporáneo), como moderadora.



¿Cuáles han sido los cambios dentro del acervo a partir de la inserción de nuevos formatos? fue la primera pregunta que se lanzó a las ponentes.



Tania Aedo comentó que las tres expositoras vivieron momentos de transformación en la producción de la cultura: “Comenzamos a utilizar tecnología que cambiaba año con año o mes con mes y no te permitía categorizar tan fácilmente el acervo. A todos nos agarró en curva la tecnología digital y la electrónica. En un momento de efervescencia de nuevos medios, le cedimos a la tecnología digital todo, no solo la gestión de la cultura, sino nuestra identidad y nuestros datos. Ya le dimos todo.



“Cambió los hábitos de consumo y la manera de producir. Por eso es tan importante este Centro de Documentación. Respecto al conocimiento, no solamente es un espacio en el que se consulta lo que ya pasó. La idea es que se convierta en ese repositorio donde el artista pueda venir y saber qué es bioelectrónica, qué es una célula, la biología sintética y los conceptos más básicos que las investigaciones artístico-curatoriales necesitan”.



Por su parte, Mónica Mayer señaló que “la tecnología nos ha rebasado. El papel es más o menos controlable, pero con la tecnología hay que desarrollar estrategias para saber qué hacemos con los cambios”. Asimismo, mencionó que aún cuenta con archivos en formatos que utilizaban las primeras computadoras.



“Hay que mantener lo que se pueda en papel y tratar de no ahogarse con los cambios tecnológicos. Debemos desarrollar narrativas, como la historia oral, que ha aguantado más que el texto y lo digital”.



Durante su intervención, Liliana Quintero señaló que debe hacerse un trabajo interdisciplinario entre artistas, instituciones e historiadores del arte, ya que cuando los creadores empezaron a trabajar con tecnología se abrieron campos de conocimiento distintos.



“Hay que saber ver cuando una obra se está convirtiendo en un archivo en sí mismo y cuando se necesita la mirada externa para ser recuperada y transformarse en memoria viva”.



Las ponentes también abordaron el tema de la documentación, como en el caso del performance y la dificultad para reproducirlo, a lo que Liliana Quintero especificó que deben encontrarse nuevos modelos de reescribir la obra y nuevas formas de escritura. “No tiene sentido solo volver a montarla, sino que también hay que establecer el proceso de la obra”.





La dificultad de generar un acervo en una institución o uno propio también se trató en la plática, al referir que hay artistas apasionados, como Ximena Cuevas o Mariela Cantú, por guardar, aunque sea en forma “silvestre”, sus archivos. Las participantes resaltaron, asimismo, la necesidad de contar con protección legal en los centros de documentación.



Los cambios en el arte con el surgimiento de la fotocopiadora, el fax, las computadoras y el internet generaron una especie de competencia, recordó Mónica Mayer: “Siempre había alguien que decía ‘yo fui el primero en utilizar tal cosa’. Todos podríamos considerarnos pioneros en algo”

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