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Noticias 2023-03-31 21:39

La escultura del Santo Entierro retorna a la Catedral Basílica de Tenancingo, previo a la Semana Mayor

La escultura del Santo Entierro retorna a la Catedral Basílica de Tenancingo, previo a la Semana Mayor



*** La obra del siglo XIX fue investigada y restaurada en el Seminario-Taller de Restauración de Escultura Policromada de la ENCRyM-INAH


Tenancingo de Degollado, Edomex.- Justo a tiempo para la conmemoración de la Semana Mayor, la Catedral Basílica de San Clemente tiene de regreso una de sus imágenes de culto más importantes: la escultura del Santo Entierro, tras ser restaurada por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).



La obra del siglo XIX arribó hoy a su lugar de origen, luego de su traslado desde la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM) del INAH, al sur de la Ciudad de México, donde los primeros meses del año pasado fue investigada e intervenida a profundidad, como parte de las actividades académicas del Seminario-Taller de Restauración de Escultura Policromada.



La titular del seminario-taller, la restauradora perito Mercedes Murguía Meca, explica que la talla, de 1.78 metros de largo, 1.65 metros de ancho con los brazos extendidos y 23 centímetros de profundidad, ingresó a este espacio luego de la solicitud de las autoridades eclesiales, para corregir los desgastes que mostraba en las articulaciones hechas a base de cuero.



Antes de atender el sistema de goznes que permite el movimiento de la nuca, hombros, cadera y rodillas, fue necesaria una profusa investigación para dictaminar el estado de conservación del “Santo Entierro”, dada su valía simbólica en Tenancingo, donde la Semana Santa se experimenta con gran fervor, como lo demuestra la procesión de un gran número de penitentes.



Desde hace varias generaciones, la escultura participa en la celebración del Viernes Santo, cuando es crucificada cerca del mediodía y bajada al atardecer, después se le unge y deposita en un catafalco de cristal. Este uso social-cultural contemporáneo, el cual remite a las prácticas religiosas de siglos pasados, fue indagado como parte sustancial del proyecto de restauración, pues la finalidad es que la pieza siga cumpliendo su función.



Mercedes Murguía detalla que, junto con sus colegas Yolanda Madrid Alanís y Luis Amaro Cavada, se orienta el trabajo de los alumnos del seminario-taller, partiendo de una visión interdisciplinaria sustentada en el quehacer de especialistas de otras disciplinas de la ENCRyM.



En el caso del Santo Entierro, para el abordaje de la parte histórica e iconográfica se contó con el apoyo de la historiadora del arte Paula Mues Orts; mientras que las tomas radiográficas y los análisis físico-químicos para adentrarse en el estado de conservación y técnicas de manufactura, corrieron a cargo de los especialistas Josefina Bautista Martínez, Orlando Zapata Martínez e Irais Velasco Figueroa, respectivamente, para identificar las maderas y las fibras.



Entre las revelaciones de estos estudios está el hallazgo de la firma de su autor, Joaquín Solache Monroy (1820-1882), quien dejó un vasto legado de arte sacro en templos de la región; y una cartela en la espalda que reza: Retocado en 1936. F. Lara.



Asimismo, de ellos se desprende que fue elaborado en madera de Pino Ayacahuite y cuenta con dos bases de preparación (la original y la de la intervención de 1936), sobre las que se dispuso la capa pictórica.



Fue así que los alumnos Carlos Alberto Flores Blanco y Alejandro Valle Alderete llevaron a cabo la restauración, sustituyendo los patrones deteriorados de las articulaciones y cosiendo nuevas pieles para conectar este “rompecabezas”, costuras que disimularon con la reintegración cromática bajo la técnica del tratteggio o rayado.



Mercedes Murguía, señala que, debido al uso de aceites en la unción, las encarnaciones se encontraban oscurecidas por la suciedad incrustada, lo cual fue solucionado mediante el uso de geles y solventes especiales durante su limpieza, y la colocación de una ligera capa de protección para que este acto ritual sobre la imagen siga realizándose.



Concluye que la intervención de cualquier pieza de valor histórico y/o artístico es un reto, por lo cual la toma de decisiones debe estar a cargo de conservadores-restauradores profesionales, de lo contrario, pueden dañarse irreparablemente por tratamientos inadecuados. De requerir una asesoría, se puede consultar la página: //www.encrym.edu.mx o el perfil de la ENCRyM en Facebook.

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