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Noticias 2022-07-04 23:41

Con la reintegración de su torreón, el Palacio de Cortés inicia la cuenta regresiva para su reapertura paulatina

Con la reintegración de su torreón, el Palacio de Cortés inicia la cuenta regresiva para su reapertura paulatina



La consolidación estructural del monumento es muestra “de las lecciones que México está dando al mundo en materia de restauración y arquitectura histórica”: Diego Prieto Hernández



El Museo Regional Cuauhnáhuac también inauguró Las horas de la ciudad, exposición sobre la investigación que sustentó este proceso y los hallazgos registrados durante su ejecución



Cuernavaca, Mor.- Como metáfora de la prevalencia del pueblo e historia morelenses, el reloj del torreón del Palacio de Cortés, sede del Museo Regional Cuauhnáhuac, movió sus manecillas en punto de las 13:14 horas de este miércoles 29 de junio, para dictar de nuevo los tiempos de esta ciudad, de la que ha sido y seguirá siendo uno de sus más representativos elementos arquitectónicos y patrimoniales.



En representación de la secretaria de Cultura del Gobierno de México, Alejandra Frausto Guerrero, el director general de Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto Hernández, sostuvo que “la reintegración del torreón marca la cuenta regresiva para la reapertura paulatina de los espacios de este recinto”, cuya primera etapa se dará a finales de 2022. Esto conllevará el retiro de la malla ciclónica que acordona el lugar, una acción que debe ir acompañada del ordenamiento del espacio público.



Asimismo, el antropólogo confió en que, de manera coordinada con el Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, sea posible develar la restauración de “Historia del estado de Morelos, Conquista y Revolución”, el gran tríptico mural ejecutado por Diego Rivera en este monumento histórico, el próximo 19 de septiembre, en coincidencia con el quinto aniversario de este sismo que asoló el patrimonio edificado de la entidad.


En compañía de la secretaria estatal de Turismo y Cultura, Julieta Goldzweig Cornejo, el titular del INAH expresó que los avances en la consolidación estructural del Palacio de Cortés, incluida la reintegración del torreón, es solo una muestra “de las lecciones que México está dando al mundo en materia de restauración y arquitectura histórica”, toda vez que, a partir del 8 y del 20 de septiembre de 2017, en respuesta inmediata a dos eventos telúricos de gran magnitud, la institución se encomendó a una labor titánica: rehabilitar dos mil 340 inmuebles históricos dañados.



En su intervención, el director del Centro INAH Morelos, Víctor Hugo Valencia Valera, hizo hincapié en que el torreón es símbolo de resiliencia, de la historia que permanece viva ante el desastre. Tras casi un lustro, se devuelve a la ciudadanía un emblema que había acompañado su cotidianeidad, garantizando además su seguridad, pues gracias a la sustitución de sus materiales originales, el peso de esta estructura se redujo en 70%, pasando de 44 a dos toneladas.



Sobre este proceso, desde el diagnóstico de las afectaciones y la elaboración del proyecto de reintegración del torreón, al desmontaje y restitución de este elemento, abundaron el coordinador de la Sección de Monumentos Históricos del Centro INAH Morelos, Fernando Duarte Soriano, y el representante legal de la empresa Escoda, Manuel Palma Uribe.



Ambos coincidieron en que la reintegración del torreón ya forma parte de la historia del propio elemento arquitectónico, el cual fue construido en 1899 con piedra, tabique y argamasa de cal y arena, en vísperas de los festejos del centenario de la Independencia.



A fin de evitar un futuro siniestro debido al peso excesivo que representaba, comenzó un diálogo interdisciplinario para plantear un proyecto basado en diversos análisis y cálculos para eventos sísmicos. Bajo el asesoramiento del ingeniero Roberto Sánchez Ramírez, especializado en la seguridad estructural de inmuebles históricos, la iniciativa involucró a especialistas en restauración de la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del INAH, de la Sección de Monumentos Históricos del Centro INAH Morelos y de la empresa Escoda.



Considerando los avances en la materia y en apego a las normas nacionales e internacionales sobre conservación y restauración, se determinó sustituir el elemento original por una estructura con una placa de acero en su base, así como madera (tratada con capa antiinflamable) en toda la parte de elevación:



“El modelo es una retícula compuesta por cuatro mil 419 piezas de madera (de 30 centímetros de base por 40 centímetros de alto, en promedio), ajustadas con tres mil 558 piezas de tornillería, y colocadas radialmente desde su base con placas de acero. La estructura fue revestida por ambas caras con una base de cemento laminado y una malla de fibra de vidrio polimerizada, lo que proporciona solidez a los recubrimientos”, explicaron Fernando Duarte y Manuel Palma.



Indicaron que, aunque este diseño –que en su cubierta interna aloja también un pararrayos– garantiza la estabilidad del torreón, será necesario un mantenimiento bianual para evitar filtraciones de humedad y demás factores dañinos. Esta es una de varias instrucciones consideradas en el manual que el INAH tendrá a bien ejecutar.



Cada detalle de este arduo proceso se da a conocer en Las horas de la ciudad, pequeña exposición en el Auditorio Juan Dubernard del museo, la cual presenta una maqueta a escala de la estructura generada exprofeso para el torreón y un reporte fotográfico de su armado, además de los hallazgos que tuvieron lugar durante la intervención, entre ellos, una piedra con el bajorrelieve de una serpiente, la cual perteneció a algún edificio del antiguo señorío tlahuica de Cuauhnáhuac.



Respecto a la rehabilitación de la maquinaria y las carátulas de los relojes, el director del Museo Regional Cuauhnáhuac, Rodolfo Candelas Castañeda, mencionó que estuvo a cargo de la empresa Centenario, afamada por su fábrica de relojes monumentales en Zacatlán de las Manzanas, Puebla.



Sobre su historia, concluyó que el reloj original marcó las primeras horas de la Cuernavaca del siglo XX, hasta que tropas carrancistas lo hurtaron durante la Revolución Mexicana. Otro (el elaborado por la relojera Centenario) fue instalado para dar la bienvenida a la centuria siguiente y continuó haciéndolo hasta que el sismo del 19 de septiembre de 2017 detuvo sus manecillas.

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