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Noticias 2022-06-06 10:43

El Valle de Allende de Chihuahua, próspera población del Camino Real de Tierra Adentro con patrimonio vivo

El Valle de Allende de Chihuahua, próspera población del Camino Real de Tierra Adentro con patrimonio vivo



Su localización en la cuenca del río Florido y cuatro afluentes benefició a varias haciendas que en tiempos virreinales proveyeron a pueblos y centros mineros



Si bien de muchas solo quedan muros de adobe en pie, otras siguen activas, además de templos, casonas y portales



En el actual territorio chihuahuense discurre un tercio de la parte mexicana del Camino Real de Tierra Adentro. Al sur de esa entidad, se localiza un sitio clave para lo que fue el avance aún más al norte de la conquista y el poblamiento del virreinato de Nueva España: el Valle de Allende, una próspera zona que sigue descubriéndose a partir de los testimonios que aportan la historiografía, la fotografía histórica, la arquitectura y los bienes muebles.



Sobre el originalmente llamado Valle de San Bartolomé, el cual contó con todas las instituciones que caracterizaron la colonización de estas áreas: haciendas y pueblos de indios, misiones y presidios, conversaron los investigadores Alonso Domínguez Rascón y Ana Karen Zaragoza Rey, en el ciclo “Septentrión. Patrimonio cultural chihuahuense”, que realiza el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).



A 12 años de la inscripción del Camino Real de Tierra Adentro en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco, la investigación interdisciplinaria de los testimonios materiales e inmateriales que integran esta enorme senda demuestran los efectos que tuvieron los propósitos de la empresa de conquista: promover la fe cristiana entre los indígenas y la explotación de la tierra y sus ricos minerales.



Como lo explicó el historiador y antropólogo Alonso Domínguez, en la transmisión por el canal INAH TV, en sintonía con la campaña “Contigo en la distancia”, de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, Valle de Allende es un ejemplo claro de la consecución de estas metas.



Su localización en la cuenca del río Florido y a cuatro afluentes tributarios ­­– de la Concepción, Primero, del Valle (San Bartolomé) y Parral (San Gregorio)­­­­­­– benefició la instalación de varias haciendas que proveyeron de vegetales, granos, carne, fruta, cuero y cebo a pueblos y centros mineros cercanos.



Esta prosperidad se reflejó en la cantidad de las mismas, por ejemplo, de las haciendas agrupadas en torno al río San Gregorio está la homónima a este cauce, así como las de Santa María, Morito, San Antonio de Corralejo, San Diego de Corralejo y Santa Cruz.



En torno al río San Bartolomé también se levantó una hacienda bajo el mismo nombre, y las nombradas San Nicolás, San Miguel, San Antonio, Santa Isabel, Ana de Arriba, San Ildefonso, San Lorenzo, Santa Ana de Abajo, La Haciendita y de Molinares. Y así sucesivamente, siempre alrededor de estos afluentes.



El especialista del Centro INAH Chihuahua ha investigado en cuatro archivos principales para comprender este desarrollo: los municipales de Parral y de Chihuahua, el Parroquial de Valle de Allende y en el Registro Agrario Nacional, donde ha encontrado los títulos de las principales haciendas del otrora Valle de San Bartolomé.



Al respecto, dijo, “estamos acostumbrados a pensar en términos de lo que fue la hacienda porfiriana, cuando representaron grandes unidades territoriales que incluso, en algunos casos, abarcaron dos millones de hectáreas. No obstante, las haciendas coloniales eran unidades agrarias y de ganado mayor, que estaban limitadas a 1,755 hectáreas”.



Por su parte, la especialista de la Sección de Monumentos Históricos del Centro INAH Chihuahua, Ana Karen Zaragoza Rey, comentó que si bien de muchas de las exhaciendas de Valle de Allende, solo quedan muros de adobe en pie, otras como la Hacienda de San Antonio han logrado permanecer activas al paso del tiempo.



“Si vemos la conformación del Valle de Allende, casi todas las comunidades cuentan con una plaza central, un templo y edificios de gobierno, núcleo alrededor del cual crece horizontalmente la comunidad, pero que también está definida por el curso de las acequias madre y la llamada Cordereña. Este hilo de agua transcurre hasta el día de hoy, a ras de tierra en callejones y por debajo de las casas, hasta llegar a huertos particulares con grandes nogales”, explicó la arquitecta.



Por último indicó que la Sección de Monumentos Históricos del Centro INAH Chihuahua ha realizado una importante labor en cuanto a la georreferenciación de inmuebles, actualización fotográfica de los mismos e identificación de afectaciones. Eso ha permitido que templos, portales, el alcázar (que data del siglo XX), casonas que abarcan hasta una manzana, bardas de adobe, y viejas casas comerciales se mantengan para seguir dando identidad al Valle de Allende.

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