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Musica 2018-10-13 22:09

Krichel demuestra su virtuosismo y dominio en concierto en el Templo de la Valenciana



Sorprende pianista con obra inesperada





Krichel demuestra su virtuosismo y dominio en concierto en el Templo de la Valenciana



Interpretó dos series de variaciones y una suite
Las piezas mostraron su capacidad de ejecución en el piano

Guanajuato, Guanajuato.- Con una interpretación pulcra y gran dominio del instrumento, el pianista alemán Alexander Krichel conmovió al público cervantino en el concierto que tuvo lugar en el Templo de la Valenciana, donde logró demostrar que la música es un lenguaje que rompe las barreras idiomáticas.

A manera de introducción, el crítico Lázaro Azar brindó una amena charla en la que expuso los pormenores del programa, y explicó parte de la vida de los compositores y su experiencia personal con el joven originario de Alemania.

El pianista de 28 años de edad abrió el concierto con una sorpresa, pues a solicitud del crítico mexicano comenzó al programa con Variations sérieuses de Felix Mendelssohn, una pieza compuesta para recaudar fondos y erigir una estatua de bronce de Ludwig Van Beethoven.

Posteriormente interpretó La tumba de Couperin del compositor francés Maurice Ravel, una mezcla de nostalgia con momentos llenos de optimismo y esperanza. Cada uno de sus movimientos parecieron estar dedicados a la memoria de sus amigos fallecidos durante la Gran Guerra. A su vez, Alexander hizo un digno homenaje a ese recuerdo, llenando la sala con suaves sonidos.

Para concluir su concierto, Krichel interpretó la monumental Estudios Sinfónicos de Robert Schumann, pieza que sirvió al joven pianista para demostrar su habilidad al momento de interactuar con el piano, al mismo tiempo que explotó toda la escala de matices de sonidos.

Este concierto no careció de ese toque tan característico del alemán, ya que estuvo repleto de emociones que se podían sentir en cada una de las notas. Un estilo personal que imprime a través del estudio riguroso de la obra y el completo entendimiento del propósito del compositor, para así brindar una versión propia, un Krichel original.

Al final del evento, dado que el público agradeció con mucho afecto y entusiasmo por la velada, Alexander Krichel respondió con un encore, una composición propia titulada Lullaby.

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