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Noticias 2015-06-11 07:58

Los frescos del Mercado Abelardo Rodríguez, muestra viva del muralismo

Los frescos del Mercado Abelardo Rodríguez, muestra viva del muralismo





De entre las obras que aglutina, se encuentran ejemplos de las primeras mujeres muralistas: Marion y Grace Greenwood





“A más de medio siglo de su creación, los murales del Mercado Abelardo Rodríguez continúan sosteniendo su papel de arte público”, señaló la investigadora Nadia Ugalde, quien, junto con Guillermina Guadarrama, llevó el ciclo de visitas guiadas Arte e historia en las imágenes del movimiento muralista mexicano al interior del mercado ubicado en el Centro Histórico para hablar de sus frescos, pintados en la década de los treinta.



Entre los puestos de fruta, quesos y pan se conservan los más de diez murales que durante el siglo pasado una pléyade de jóvenes muralistas (la segunda generación) plasmó en sus paredes, todos bajo la supervisión de Diego Rivera.



Estas obras, resaltó Ugalde, se distinguen dentro del fenómeno muralista por una sola razón: “Son los primeros murales que realmente fueron puestos en un sitio accesible a una gran cantidad de gente, cuando la mayoría ya no pueden admirarse con tanta libertad”.



Los mercados de Miguel Tzab Trejo, Los alimentos y los problemas del obrero de Antonio Pujol, Escenas populares de Pedro Rendón y Las labores del campo de Ramón Alva Guadarrama, “tienen en común el doble tema: sobre el mercado y sobre los problemas sociales”.



Con escenas como la acumulación de la riqueza por algunos cuantos; la explotación de los obreros, los mineros y los campesinos; el hambre del pueblo, y la lucha contra el fascismo, “los murales, a pesar de todo, continúan siendo testigos de esa intención con la que nació el movimiento: poner el arte al servicio del pueblo de México”, refirió la investigadora.



“Casi todos estos artistas fueron miembros del Partido Comunista, por lo que sus temas son a favor del pueblo, con el propósito de concientizarlo acerca de la explotación obrera y campesina”, subrayó Ugalde.



Entre el grupo de los entonces jóvenes creadores sobresale la presencia de cuatro extranjeros que llegaron a nuestro país atraídos por el movimiento: Pablo O’Higgins, de origen estadunidense, quien fue alumno de Rivera y del que se aprecia La lucha de los obreros contra los monopolios; las primeras mujeres muralistas, las hermanas Marion y Grace Greenwood (también de Estados Unidos), con las obras La industrialización del campo y La minería, respectivamente, y el japonés-estadunidense Isamu Noguchi, cuya obra maestra, el relieve Historia de México, elaborado en cemento coloreado, también forma parte del patrimonio del Mercado Abelardo Rodríguez.



El recorrido comenzó con un análisis de dos obras poco conocidas de Roberto Montenegro, las cuales se encuentran en la sede del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (Cencropam) del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA): La fiesta de la Santa Cruz y Reconstrucción, murales planeados en conjunción con José Vasconcelos, llenos de símbolos que hacen referencia a la masonería, la cultura mexicana, los pueblos precolombinos y el devenir cotidiano del artista.



Cabe destacar que el ciclo de visitas guiadas se lleva a cabo como parte del 30 aniversario del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap) del INBA.



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