El INBA recordará al fotógrafo Edward Weston en su 60 aniversario luctuoso



· Con una mesa redonda que busca destacar las aportaciones del artista a nuestra cultura y la influencia de México en su lenguaje fotográfico



· Participarán Mariana Rubio de los Santos, Ernesto Peñaloza y Mariana Sáinz Pacheco



· Este jueves 22 de marzo a las 19:00 en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes



Para conmemorar el 60 aniversario luctuoso del estadounidense Edward Weston, pionero de la fotografía artística como disciplina en sí misma y retratista de importantes personajes del arte y la cultura mexicana de principios del siglo XX, el Instituto Nacional de Bellas Artes, por medio de la Coordinación Nacional de Artes Visuales (CNAV), realizará la mesa redonda Edward Weston y la sustancia de lo cotidiano.



En esta sesión, que tendrá lugar el jueves 22 de marzo a las 19:00 en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes, participarán Mariana Rubio de los Santos, especialista en fotografía y curadora del Museo Nacional de Arte; Ernesto Peñaloza, fotógrafo, curador e investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM y, como moderadora, Mariana Sáinz Pacheco, subdirectora de exposiciones internacionales de la CNAV.



Con esta actividad se busca poner de relieve las aportaciones artísticas que realizó el fotógrafo a la cultura de México. Gracias a la exhibición en galerías de esta ciudad, el trabajo de Edward Weston y Tina Modotti logró la apertura del ámbito cultural a la fotografía artística en nuestro país; a partir de entonces fue posible la exposición de trabajo fotográfico en lugares públicos destinados al arte, pues es importante recordar que, en las primeras décadas del siglo XX, la fotografía estaba aún muy cercana del género pictórico, por lo que se buscaba la semejanza con esta disciplina.



En contraste, Weston utilizaba un lenguaje gráfico propio de la tecnología fotográfica: líneas de gran nitidez, acercamientos a los detalles que el ojo no es capaz de percibir, cambio de encuadres, etcétera. Para el artista estadounidense, “la cámara debería usarse para registrar la vida, para representar la sustancia y la quintaesencia de la cosa misma, ya sea acero pulido o carne palpitante”.



Conseguir una imagen estética y artística de un objeto cotidiano, en su trabajo sobre objetos, aunado a la búsqueda de encuadres y ángulos que capturaran la personalidad de sus modelos, en los retratos, sería la aspiración en esta etapa de su trabajo en México.



De acuerdo con Rebeca Monroy, investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia, la técnica westoniana influiría en jóvenes artistas como Manuel Álvarez Bravo, quien al poco tiempo de visitar la exposición de Edward en la galería Aztec Land, comenzaría su brillante carrera profesional en la fotografía, dejando entrever la influencia que tuvo este en él.



Edward Weston retrató a importantes personajes del arte y la cultura de México, como Diego Rivera, el Dr. Atl, José Clemente Orozco, Nahui Olin, Xavier Guerrero, Guadalupe Rivera Marín, Carlos Mérida y Rosa Covarrubias, entre otros, quienes reconocieron y elogiaron su trabajo artístico. Sin embargo, la influencia de Weston en nuestro país sería recíproca, y su estancia dejaría una impronta imborrable en su trabajo.



En México, país al que llegó en 1923, Edward Weston desarrolló un lenguaje fotográfico caracterizado por el contraste entre blancos y negros, la utilización del primer plano y la experimentación técnica, formal y temática, así como innovadores encuadres, captura de objetos de la cultura popular e indígena, retratos que buscaban desnudar la personalidad. De igual forma, en nuestro país, transformó su sistema de revelado, toma e impresión; empezó a utilizar papel “Azo” y buscó una fórmula de revelado que acentuara los blancos y negros de la imagen. Estas modificaciones técnicas las conservaría durante toda su vida profesional.



Antes de regresar a Estados Unidos en noviembre de 1926, el fotógrafo escribiría en uno de sus diarios: “Los años en México influyeron en mi forma de pensar y de vivir. No tanto la relación con mis amigos artistas como la cercanía menos directa de una raza primitiva. Antes de llegar a México me rodeaba la acostumbrada masa de burgueses estadounidenses –veteada por algunos amigos sofisticados–. No sabía nada de la gente sencilla del campo. Y su expresión me ha vivificado: experimenté el subsuelo”.