El color de Tamayo ha atraído a más de

21 mil personas al Museo de Arte Moderno




· En la muestra Rufino Tamayo: éxtasis del color se pueden apreciar obras poco conocidas


Dos semanas han bastado para que la muestra Rufino Tamayo: éxtasis del color haya sido visitada por más de 21 mil personas en el Museo de Arte Moderno (MAM), donde permanece abierta al público hasta el 27 de agosto.



El pasado fin de semana la exposición contó con un gran número de admiradores del artista nacido en Oaxaca en 1899, ya que el 24 de junio se cumplieron 26 años de su fallecimiento.



La directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes, Lidia Camacho, expresó el día de la inauguración de la muestra que Tamayo destinó sus esfuerzos a transmitir, por medio de extraordinarias combinaciones de color, una síntesis de la simbología indígena y los experimentos abstractos con un lenguaje visual que renovó la plástica de su tiempo.



Homenaje a la raza india (1952) es una de las piezas ante las que más se detienen los visitantes, ya que hacía 20 años que no se mostraba el mural desmontable encargado por Fernando Gamboa al pintor. La obra transita entre la figuración y la abstracción, lo cual le imprime un gran dinamismo a la figura humana plasmada en ella.



De las 50 obras que se exhiben, 34 pertenecen a la colección del MAM, 13 a coleccionistas particulares y tres al acervo del Museo Tamayo Arte Contemporáneo.



Entre las piezas poco conocidas se encuentra la caricatura política El líder (1973) en la que un político ladra mientras el pueblo lo vitorea.



Además de las ya mencionadas, las obras más representativas de la muestra son: Desnudo en gris de 1931, Anuncio de corsetería de 1934, Frutero azul (Frutero con frutas) de 1939, Músicas dormidas de 1950, Retrato de Olga de 1964, Autorretrato de 1946 (repintado en 1967), Hombre radiante de alegría de 1968, Dos mujeres de 1981 y El rockanrolero de 1989.



La magna retrospectiva de uno de los artistas mexicanos más importantes del siglo XX se presenta en el MAM a 41 años de haberse montado la última muestra del creador oaxaqueño en ese recinto.



En busca del arquetipo, De México al cosmos y Por una geometría del espacio son los núcleos en los que se divide la muestra, cuya curaduría fue realizada por Sylvia Navarrete, directora del recinto, con la asesoría de Juan Carlos Pereda –especialista en la obra de Tamayo– y de la Fundación Olga y Rufino Tamayo.



Rufino Tamayo, éxtasis del color es una oportunidad para redescubrir al pintor arraigado en sus raíces zapotecas y mestizas, apasionado por la arqueología y la arquitectura prehispánicas, pero también preocupado por los problemas de su época, como la posguerra, la era nuclear, la conquista del espacio y los avances tecnológicos, temas que no escaparon a su pincel.