Ciclo Charlas sobre el humor en el cine mexicano
Resortes, Clavillazo y Piporro fueron recordados en la Cineteca Nacional
Con esta sesión, llegó a su fin la serie de conversaciones en el marco de la muestra “¿Actuamos como caballeros o como lo que somos?”
La apropiación de la cultura popular mexicana les consiguió la empatía del público y el éxito, de acuerdo con el sociólogo Jorge Alberto Rivero Mora
Terminada la embriaguez festiva de la Época de oro en la década de 1950, el cine mexicano atravesó un período de sequía creativa con películas carentes de atracción. En medio de esta etapa surgieron tres humoristas que –con personajes frescos y nuevas fórmulas– trajeron de vuelta lo mejor de la comedia nacional: Adalberto Martínez Resortes, Antonio Espino Clavillazo y Eulalio González Piporro.
Como parte del ciclo ‘Charlas sobre el humor en el cine mexicano’, la trayectoria de estos tres cómicos fue analizada por el historiógrafo y sociólogo Jorge Alberto Rivero Mora, acompañado de Raúl Miranda López, subdirector de Documentación de la Cineteca Nacional. La ponencia se llevó a cabo este 4 de octubre en la Sala 4, Arcady Boytler.
Un público en su mayoría joven, interesado en conocer con mayor profundidad a los tres personajes, pudo disfrutar y reír con los momentos más emblemáticos de cada uno, gracias al material fílmico y fotográfico conservado por la Cineteca.
Rivero Mora señaló que estos artistas deben su éxito a lo que él llama “la explotación de la cultura mexicana”; personajes humildes cuyas historias transcurrían en sitios populares de la Ciudad de México, creando empatía con el grueso de la población.
“No despiertan tanto interés como los más grandes; pero también formaron un periodo muy particular”, comentó Miranda sobre el trío. Explicó que a diferencia de las celebridades de la Época de oro, los sucesores diversificaron sus carreras incursionando en el teatro, la música y en los comienzos de la televisión.
El primer personaje en ser comentado fue Resortes, de quien se recordaron grandes películas realizadas junto al director Alejandro Galindo, como Confidencias de un ruletero (1949). También se hizo hincapié en su inicio en las carpas, su habilidad para el baile y la gracia que causaban sus gestos exagerados. “Se comunicaba de muchas formas; con los brazos, con el cuerpo, con la cara, con la risa, con la voz tan estruendosa”, recordó Rivero Mora.
Al hablar de Clavillazo, también cómico de carpa, los ponentes resaltaron el lenguaje corporal en que basaba su humor, principalmente las manos, su característico vestuario y el uso de frases que se volvieron populares entre el público, frases que además dieron nombre a sus filmes más exitosos, como ¡Pura vida! (Gilberto Martínez Solares, 1955) y Una movida chueca (Rogelio A. González, 1956).
Finalmente, sobre Piporro se comentó la gran aportación que hizo al popularizar la figura típica del norteño en películas que trataban el tema de la migración, como El bracero del año (Rafael Baledón, 1964). El sociólogo valoró la aportación del actor, pues considera que “reinventó nuestro lenguaje en función de una identidad, algo que es muy difícil de lograr”.
Rivero Mora expresó que en una época donde los grandes humoristas habían desaparecido, surgieron “estos representantes que demostraron no sólo ser buenos cómicos, sino también grandes actores”. “Estas personalidades son propias de nuestra identidad; hay que añadir a Resortes, Clavillazo y Piporro como parte del sentido de lo que es mexicano”, finalizó por su parte Raúl Miranda.
Con esta sesión llegó a su fin el ciclo de Charlas sobre el humor en el cine mexicano, presentadas en el marco de la exposición ¿Actuamos como caballeros o como lo que somos?, montada por la Cineteca Nacional y que puede ser visitada hasta el próximo domingo 9 de octubre con entrada libre.