En la Sala Manuel M. Ponce de Bellas Artes



Presentan el libro Cencropam 50 años de conservación y registro del patrimonio artístico mueble



· Es el inicio de un tesoro que son los archivos del Cencropam, afirmó Leticia López Orozco



Cinco décadas que ha dedicado el Instituto Nacional de Bellas Artes, a través de su Centro Nacional de Conservación, es un largo tiempo y a su vez se nos hace corto, porque todavía queda mucho por hacer, afirmó la directora del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble, Gabriela Gil, quien moderó la presentación del libro Cencropam 50 años de conservación y registro del patrimonio artístico mueble, realizada la noche de este lunes 27 de abril.



En la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, la titular del Centro Nacional de Conservación, quien fungió como moderadora de la presentación del título Cencropam 50 años de conservación y registro del patrimonio artístico mueble: Inicios, retos y desafíos, señaló que la obra “es para darle una bienvenida y un abreboca a todo lo que tenemos que hacer, hemos hecho y, por supuesto, lo que vamos a seguir haciendo”.



Asimismo, refirió que este el primero de varios ejemplares donde se pretende rescatar la historia y avatares del Cencropam, y donde se da cuenta de la importancia que tiene la preservación y la custodia del patrimonio, el cual según Hugo Arciniega asciende a más de 64 mil piezas a cargo del INBA.



Se trata de una retrospectiva, porque en él damos cuenta de los principales proyectos de conservación y restauración que ha desarrollado el INBA a través del Cencropam en cinco décadas, apuntó la investigadora.



Por su parte, Leticia López Orozco, editora del libro y especialista del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, comentó que este es el primer esfuerzo de muchos que habrán de seguir para el punto de partida de investigaciones sobre el patrimonio artístico de México, siglo XX, y faltan muchas cosas por hacer sobre el tema. Este es el inicio de un tesoro que son los archivos del Cencropam.



La también licenciada en Relaciones Internacionales por la UNAM precisó que el patrimonio lo constituyen las manifestaciones tangibles e intangibles a las que se les atribuyen significados históricos, naturales, culturales y artísticos dentro del desarrollo social del país que los crea y que con un sentido de pertenencia le transmite a futuras generaciones, “lo que no implica que todos tengamos la misma concepción, ya que se debe considerar el momento en que se originan para constituirse como acervo nacional y el tiempo en el que como los reconocen quienes lo adoptan y las reproducen después.



“Sin duda que el abanico del patrimonio se ha ampliado y diversificado, ya que no sólo lo conforman los sitios arqueológicos, los monumentos, las obras plásticas, las costumbres y tradiciones, sino también la riqueza de la biodiversidad integrada por especies vegetales, animales terrestres y marinas, sitios naturales singulares, procesos agrícolas ancestrales, la comida, etcétera, frente a esto todos somos responsables”, apuntó la editora, quien estuvo acompañada de Hugo Arciniega Ávila, investigador y coautor, y Varelie Magar, coordinadora nacional de Patrimonio Cultural del INAH.



Al recordar que los murales de Diego Rivera y José Clemente Orozco fueron las primeras obras restauradas y al mismo tiempo dieron origen al centro de restauración, precisó que toda la riqueza de experiencias y conocimientos obligó a publicar este libro de 352 páginas, profusamente ilustrada, dirigida a un lector especializado o común, un sucinto recuento histórico la labor del Cencropam, el cual está encargado de inventariar, salvaguardar y restaurar las conexiones del Estado mexicano producidas de 1900 a la fecha.



Por último, comentó que Cencropam 50 años de conservación y registro del patrimonio artístico mueble: Inicios, retos y desafíos, es un referente que no sólo sirve para conmemorar los 50 años, sino que significa la primera edición de su tipo en México que sintetiza la historia del Centro Nacional de Conservación, al mismo tiempo que estudia el patrimonio artístico nacional en su contexto histórico, jurídico, profesional técnico y, sobre todo, documental, ya que mucha de la información proviene de la investigación pormenorizada de algunos de sus documentales.



En este sentido, argumentó que el lector contará con un volumen útil en abordajes, conceptos, en imágenes, en procesos de restauración de obra y en agentes de deterioro, así como en textos contextuales, históricos, jurídicos y disciplinares, en torno al registro y conservación del patrimonio, siempre en espera de que vengan publicaciones con mayor grado de especialización, más amplias e integrales.



La obra cuenta con un glosario, una extensa bibliografía nacional y extranjera, y la historia de la sede actual; además de contener los principios básicos de la restauración y su relación con otras disciplinas, cuestiones jurídicas para proteger el patrimonio, así como compartir la experiencia de algunos de los restauradores más importantes en el país.